Duración: 95 Minutos
Dirección: Jason Reitman
Guión: Diablo Cody
Protagonistas: Charlize Theron
Mackenzie Davis
Ron Livingston (Band of Brothers, El Conjuro, Parkland)
Ficha en Wikipedia
Cuarta colaboración entre Jason Reitman y la ganadora del Oscar, Diablo Cody. A su vez es la segunda vez que ambos trabajan junto a Charlize Theron -la primera fue en Jóvenes Adultos (2011). Si bien la cinta tiene una temática relativamente cercana a Juno (2007), esta no es una sequela de la misma.
Cuarta colaboración entre Jason Reitman y la ganadora del Oscar, Diablo Cody. A su vez es la segunda vez que ambos trabajan junto a Charlize Theron -la primera fue en Jóvenes Adultos (2011). Si bien la cinta tiene una temática relativamente cercana a Juno (2007), esta no es una sequela de la misma.
La película comienza con un plano de una escalera, a nivel del piso, en el mismo no hay simetría, ni ningún recurso llamativo. Vemos a la protagonista, en pijama bajar hasta el cuarto de su hijo.
Tully, no intentará engañarnos o, si se quiere, distraernos con una belleza idealizada de la vida cotidiana. Muestra a sus personajes tales como son, y su fotografía (Eric Steelberg) tampoco busca la sublimación.
Sin embargo, la cinta tiene su belleza: es quizás esa calidad del montaje (Stefan Grube) y la comprensión de la vida cotidiana que Reitman y Cody nos pueden traer.
La subjetividad también genera esa belleza y empatía, sea por esos planos muy cercanos a la protagonista, o como la sigue la cámara, también gracias a los conmovedores e irónicos diálogos cortesía de Cody.
Probablemente lo que no termina de encantar sea su giro argumental, que convierte a la película en algo distinto, más cercana a un thriller psicológico, quizás. Claro que se presenta relativamente sostenible, y digno de la protagonista, pero presenta muchos agujeros para rellenar no tan cómodamente.
Las actuaciones acompañan el buen nivel de la película, con una Charlize Theron aceitada, pero quizás a veces opacada por una muy buena Mackenzie Davis. Claro que el desequilibrio también se presenta por un sobre desarrollo del personaje de la segunda, que es increíblemente inteligente y empático -tiene su explicación tales características, pero genera el mencionado desequilibrio-.
Podría pensarse en Tully como una película gasolera: hace cosas interesantes con los recursos disponibles. Lo que la hace distinta y bella probablemente sea su técnica o ideología de filmación: ese realismo similar al europeo, pero estéticamente más cuidado, y con una edición diferente. No presenta un plagio estilístico, sino una visión personal.
Quienes escribimos sobre cine, nos sentimos atraídos a este tipo de películas, de presupuesto moderado e ideas bien desarrolladas, por lo tanto solemos respetarlas mucho. Debo decir que la cinta de Reitman es recomendable, y está por arriba de la media de la industria, sin embargo hay algo en ella que no posibilita una clausura global demasiado exitosa -bajo mi perspectiva-.
Mi Calificación: 7 (siete) Buena
Tully, no intentará engañarnos o, si se quiere, distraernos con una belleza idealizada de la vida cotidiana. Muestra a sus personajes tales como son, y su fotografía (Eric Steelberg) tampoco busca la sublimación.
Sin embargo, la cinta tiene su belleza: es quizás esa calidad del montaje (Stefan Grube) y la comprensión de la vida cotidiana que Reitman y Cody nos pueden traer.
La subjetividad también genera esa belleza y empatía, sea por esos planos muy cercanos a la protagonista, o como la sigue la cámara, también gracias a los conmovedores e irónicos diálogos cortesía de Cody.
Probablemente lo que no termina de encantar sea su giro argumental, que convierte a la película en algo distinto, más cercana a un thriller psicológico, quizás. Claro que se presenta relativamente sostenible, y digno de la protagonista, pero presenta muchos agujeros para rellenar no tan cómodamente.
Las actuaciones acompañan el buen nivel de la película, con una Charlize Theron aceitada, pero quizás a veces opacada por una muy buena Mackenzie Davis. Claro que el desequilibrio también se presenta por un sobre desarrollo del personaje de la segunda, que es increíblemente inteligente y empático -tiene su explicación tales características, pero genera el mencionado desequilibrio-.
Podría pensarse en Tully como una película gasolera: hace cosas interesantes con los recursos disponibles. Lo que la hace distinta y bella probablemente sea su técnica o ideología de filmación: ese realismo similar al europeo, pero estéticamente más cuidado, y con una edición diferente. No presenta un plagio estilístico, sino una visión personal.
Quienes escribimos sobre cine, nos sentimos atraídos a este tipo de películas, de presupuesto moderado e ideas bien desarrolladas, por lo tanto solemos respetarlas mucho. Debo decir que la cinta de Reitman es recomendable, y está por arriba de la media de la industria, sin embargo hay algo en ella que no posibilita una clausura global demasiado exitosa -bajo mi perspectiva-.
Mi Calificación: 7 (siete) Buena