Halloween: 5 Series de Terror
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sábado, 24 de octubre de 2020
viernes, 2 de octubre de 2020
Retro Reseña - Rebelde sin causa (1955)
Rebelde sin Causa (1955):
-Rebel without a Cause-
Duración: 111 Minutos
Dirección: Nicholas Ray (Johnny Guitar, Bigger than Life, Rey de reyes)
Guión: Nicholas Ray
Irving Shulman
Protagonistas: James Dean (Al Este del Paraíso, Gigante)
Natalie Wood (Esplendor en la Hierba, West Side Story, Desliz de una noche)
Sal Mineo (Gigante, Éxodo, Escape del Planeta de los Simios)
Drama nominado a tres Oscars estrenado un mes antes de la muerte de James Dean, con un muy joven Dennis Hopper. En 1990 fue elegida para ser preservada por la Librería del Congreso de Estados Unidos por ser “cultural, histórica y estéticamente significativa”.
Rebelde sin Causa es una película sobre la distancia intergeneracional en una época marcada por el retorno al conservadurismo político característico de la post-guerra. A nivel biográfico es interesante el hecho de que ese período también caracterizado por el macartismo tuviera como figura denunciante a un amigo de Nicholas Ray, como es Elia Kazan.
La distancia intergeneracional se evidencia ya en la primera escena –quizás la más poderosa emocionalmente- en el diálogo que tiene Judy con la policía, allí el oficial le pregunta si su padre realmente piensa lo que le dijo, y ella responde “Si, no, no sé”. Una reacción más que entendible frente a la desaprobación familiar. Incluso esa grieta generacional que muestra la película podría ser paralelizable con la actual entre padres cuya vida transcurrió en la modernidad sólida e hijxs cuya adolescencia y adultez transcurre en la modernidad líquida.
No puedo no pensar en la crítica de Roger Ebert sobre la película, donde dice que no envejeció bien, en lo que por cierto tiene algo de razón. Pero quizás comparándola con una película un poco más contemporánea y de temática similar –la grieta intergeneracional- como es El Graduado (Nichols, 1967), podemos decir que es bastante menos tímida.
Pensando un poco en los personajes, es interesante trazar un paralelismo entre John y Jim, quienes vienen de contextos muy distintos: el primero tiene una familia ausente y es de clase baja, mientras el segundo tiene una familia presente y es de clase acomodada. Curiosamente, el destino los une en el mismo lugar: una estación de policía.
James Dean tiene un rol que sabe llevar de forma creíble, aunque con tendencias al melodrama, y se ve un potencial que desafortunadamente sólo llegamos a intuir. Natalie Wood oscila entre el sentimiento genuino, la exageración o incluso la apatía. Retomando el punto de Ebert respecto al envejecimiento, eso se ve en algunas escenas sobreactuadas, y en una policía demasiado comprensiva con la juventud. Es fácil empatizar con el personaje de Jim, es una persona que no tiene amigos, está en una ciudad nueva y carece de objetivos concretos.
Algo curioso y quizás contradictorio en los personajes centrales es que si bien Jim se muestra sensible, desea ver a su padre en un rol autoritario y masculino tóxico, mientas que Judy, si bien rechaza a Jim al principio y es rebelde, busca la aprobación de su padre más que nada. Esto quizás se deba la disolución de los valores tradicionales de la época, lo cual lleva a mezclarlos.
Rebel tiene escenas bastante clásicas y con una importante cantidad de acción que alternan con escenas largas que dan cuenta de una edición de otro tiempo y diálogos un poco redundantes. Además de interacciones curiosas entre personajes. Mezcla la fantasía cuasi infantil de escaparse de los padres –lo que estanca la trama- con un pesimismo bastante auténtico.
Aunque imperfecta por varias razones, la cinta de Ray tiene entre sus méritos el presentar un cine enfocado en la juventud –que hoy vemos explotado a la máxima potencia en sagas para adolescentes-, y distintas escenas cuyas acciones o frases siguen resultando impactantes en la actualidad. Su importancia cultural puede se rastreada en los homenajes que tiene en películas tan diversas como Volver al futuro (Zemeckis, 1985), o La la land (Chazelle, 2016). No obstante es una película que se enfrenta –no del todo bien- con la dura expectativa de ser considerada un hito en la historia del cine y más que nada con la mitológica figura de James Dean.