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jueves, 20 de septiembre de 2018

La Casa con un Reloj en sus Paredes (2018): 
-The House with a Clock in Its Walls-

Duración: 104 Minutos
Dirección: Eli Roth (Hostel I,II; Caníbales; Knock Knock)
Guión: Eric Kripke 
Protagonistas: Owen Baccaro (Guerra de Papás I, II; Enredadas... pero felices!; Fun Mom Dinner)
Jack Black (Escuela de Rock, King Kong, Escalofríos)
Cate Blanchett




Resulta curioso y quizás interesante tener a un director especialista en Horror, una ganadora del Oscar, un actor cómico -para poner un rótulo- y un actor de cine independiente (Kyle MacLachlan) juntos en una película fantástica. Así de heterodoxa es la película basada en la novela homónima de John Bellairs, publicada hace 45 años.


La fantasía es aquel elemento mágico que nos recuerda a la niñez, y quizás no terminamos de perder completamente aún siendo adultos. Mientras miraba la película se me venía a la cabeza la función de talismán de ciertas pinturas en los inicios de la civilización. Quizás sea aquel elemento, que al no poder ser racionalizado y tampoco rechazado pervive en un nuestro inconsciente. Ese aspecto es el que explota acertadamente La Casa con un Reloj en sus Paredes que, a pesar de algún exabrupto, es sorprendentemente verosímil -se sobrentiende que hay que tener presente cierta denegación, entendida como concesión del espacio como real-.
Varios elementos contribuyen a ese "realismo mágico"  pero principalmente están orientados en lo refinado de su estética. El diseño de producción (Jon Hutman) como el trabajo de arte (Andres Cubillan y Walter P. Martishius) son sencillamente un deleite.
Mientras que no quedan atrás en esa estética son el peinado (Melizah Anguiano Wheat) y maquillaje (Fleur Morell), como el diseño de vestuario (Marlene Stewart).


Desafortunadamente, no todo es magia en la cinta de Eli Roth, ya que uno de los personajes centrales, Lewis Barnavelt (Owen Baccaro) resulta bastante estereotipado, mientras que Jack Black retoma su papel de excéntrico (como Jonathan Barnavelt), y Cate Blanchett tiene un buen trabajo en un rol que sin embargo le exige poco.
El ritmo narrativo, con la clásica estructura del descubrimiento y el gran enfrentamiento final, resulta lento para una duración relativamente corta. Estas cuestiones, a pesar de todo, no parecen condenar la solidez de ciertos aspectos mencionados, que se suman a una buena dosis cómica, e irónica.


La heterogeneidad de elementos de The House with a Clock in Its Walls, me recuerda a lo que le da a Meet Me in Saint Louis (1944) su distinción: siendo un musical tiene escenas de terror o suspenso. La mezcla de elementos cómicos, de suspenso, y hasta de terror le da al film una característica pintoresca, además de tener la venia del público.

Mi Calificación: 6 (seis) Buena

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