Duración: 118 Minutos
Dirección: Rupert Goold (True Story)
Guión: Tom Edge
Protagonistas: Renée Zellweger (Chicago, Regreso a Cold Mountain, El Diario de Bridget Jones I,II)
Jessie Buckley (Beast, Wild Rose, Chernobyl)
Finn Wittrock (Unbroken, American Horror Story, My All-American)
Ficha en IMDb
Ficha en Wikipedia
Biopic basado en la obra teatral End of the Rainbow de Peter Quilter, sobre la icónica actriz y cantante Judy Garland. Nominada a dos Oscars, puede representar la posibilidad de la segunda estatuilla para Zellweger quien la ganara por Regreso a Cold Mountain en el año 2004.
Judy Garland tiene la particularidad cualidad de haber ganado un premio que sólo recibieron once personas más: un Premio Juvenil de la Academia. Con sólo 17 años protagonizaba El Mago de Oz, y a los 22 Meet me in St. Louis. Con esto quiero decir que probablemente implique una presión significativa, aún para una actriz de prestigio, encarnar a una leyenda de Hollywood. No obstante Renée Zellweger tiene un trabajo que no sólo conmueve, sino que eriza la piel.
Recuerdo pocas performances con trabajos tan exitosos en estos casos: Michelle Williams como Marilyn o Rami Malek como Freddy.
Renée, no sólo se ve idéntica a Judy -aquí el mérito es de Jeremy Woodhead- sino que el trabajo corporal, de voz e incluso sus miradas son hipnóticas.
Probablemente uno de los aspectos más interesantes de Judy es la no idealización de la era de oro de Hollywood, mostrando las exigencias del star system para las actrices y el modo de producción industrial del sistema de estudios.
Articulada con flashbacks, un poco descolgados, que a veces resultan más atractivos que el presente, ciertas escenas resultan demasiado largas o de backstage. No obstante, la historia presenta peso específico, y es conmovedora.
El trabajo de ambientación también es digno de mención, y sorprende que cosas como el vestuario (Jany Temime) o el diseño de producción (Kave Quinn) no estén nominados a los Oscars. Hay también un buen trabajo de fotografía (Ole Bratt Birkeland) que destaca por las tomas de perfil de Judy como en su uso de las sombras.
Quizás para un público más bien acotado -así parece mostrarlo su taquilla-, Judy es una película que no sólo vale la pena ver siendo amante de los musicales, sino también para comprender las presiones que sufren y sufrían les intérpretes para trabajar en la "fábrica de sueños", y como la realidad suele chocar con las expectativas que tenemos en la vida.
Mi Calificación: 7 (siete) Buena
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