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domingo, 28 de febrero de 2021

Retro Reseña - Braindead (1992)

 

Braindead (1992):


Duración: 104 Minutos

Dirección: Peter Jackson

Guión: Stephen Sinclair

Peter Jackson

Frances Walsh

Protagonistas: Timothy Balme

Diana Peñalber

Elizabeth Moody


Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia


Bastante antes de los 17 Oscars por la trilogía del Señor de los Anillos, Peter Jackson se dedicó al cine de género con películas como Bad Taste (1987) -su ópera prima-, la película que hoy estoy analizando y The Frighteners (1996). Braindead fue un fracaso en taquilla -recaudó menos de la décima parte de su prespuesto- y fue prohibida en distintos países para luego ganar un muy merecido status de culto.



Dada la pequeñez de la película, no puedo no ver a un Jackson cinéfilo y apasionado del terror haciendo lo que sea para rodar. La introducción del mono-rata de Sumatra con un atípico pero bello stop motion me hace trazar un paralelo con el Burton de sus inicios: ambos jóvenes creativos con mucho amor por sus proyectos y dándoles su craft personal. Braindead es un desfile de referencias al cine de género pero con un twist. Así, si bien el humor está inspirado en Evil Dead, aquí este es llevado hasta sus últimas consecuencias. Algunos encuadres y escenas también parecen dialogar con Romero, pero con una plasticidad diferente. De todos modos es importante señalar que la película es única: incluso habiéndola visto 29 años después de su estreno, tiene cosas que no he visto en ninguna otra cinta de zombies de los últimos años. El honor de ser una de las películas más sangrientas de todos los tiempos está bien ganado, y en ese sentido no sólo generan repulsión ciertas escenas sino también carcajadas. 



Las actuaciones son más bien camp, tono que también se ver reflejado en la construcción de personajes. Eso, sin embargo, no impide que el guion tenga distintas capas. La relación entre Lionel y su madre nos hace pensar en The Birds (Hitchcock, 1963) y Psycho (Hitchcock, 1960). Por lo tanto tenemos un background psicológico para explorar y que hará que nuestro personaje principal pueda evolucionar. Tenemos esa cuestión edípico-freudiana en el medio de la historia, pero también temas como nuestras obligaciones para con otras personas, las responsabilidades morales que tenemos que asumir y la idea del nido vacío. 



Los subtextos sin embargo no imposibilitan que Braindead sea un película trepidante, dándonos poco espacio para respirar y procesar lo que vemos. A pesar del ritmo rápido, las escenas de acción están tan bien coreografiadas que parecen naturales. Jackson también se da el lujo de homenajear al cine de artes marciales con un padre pateando zombies. El gusto por esta película, uno adquirido por supuesto, también está en el hermoso body horror y gore que nos propone. Este deleite visual no sería posible sin el esforzado de trabajo del departamento de dirección de arte (Ed Mulholand), diseño de producción (Kevin Leonard-Jones) y por último pero no menos importante: maquillaje. De esta forma tenemos todo tipo de ingeniosas amputaciones, vísceras que se mueven -si, se mueven- y una mezcla entre sangre, huesos y tendones desparramados por doquier. En ciertos momentos de la vida se vuelve necesario ver lo cómico en lo trágico, y en ese sentido tenemos la ventaja de poder abrazar un súbgenero poco conocido y reconocido como es la comedia de terror. Aceptando ese punto de vista la vida se hace más tolerable, y eso nos lleva a que agradezcamos que existen películas como esta.   

viernes, 19 de febrero de 2021

 

Canción sin nombre (2019):


Duración: 97 Minutos

Dirección: Melina León

Guión: Melina León

Michael J. White

Protagonistas: Pamela Mendoza

Tommy Parraga

Lucio Rojas


Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia


Película peruana nominada a la Cámara de Oro (Mejor Ópera Prima) en el Festival de Cannes. Llega a toda latinoamerica años después de su estreno, situación similar a la de Retablo (Delgado-Aparicio, 2017). Ambas de hecho están disponibles para verlas por su inclusión en el catálogo de Netflix. Curiosamente la cinta de Melisa León es distribuida por Tondero, productora de dudosa reputación que nos trajo películas como Asu Mare I,II, Locos de Amor I, II, o El Gran León -si, una remake de Corazón de León aunque usted no lo crea-, pero que también fue responsable por Magallanes (Del Solar, 2015).

 


Fernanda Solórzano en su review señaló la ineludible remisión a Roma (Cuarón, 2018) que nos trae la película. Por supuesto que las diferencias de presupuesto entre ambas son completamente inconmensurables, pero las escenas de parto sin dudas comparten similitudes: en ambas la cámara parece tener casi la misma intención y posicionamiento. Creo, no obstante, que Canción sin Nombre se las ingenia muy bien para su más que módico presupuesto. Las escenas de exteriores de Ayacucho se ven muy bien, ayudadas por esa niebla característica de Perú, y la escena de Iquitos realmente la vuelve un lujo. No obstante, la película no parece filmada para turistas: si bien hay danzantes de tijeras estos no hacen una gran exhibición de su habilidad. Y si bien las secuencias que nos muestran bailes, canciones y la vida ayacuchana se desvían un poco de la trama, son bastante sobrias. Si se lamenta la carencia de color cuando aparecen los danzantes, porque suelen usar una vestimenta hermosamente colorida. 



Respecto a la fotografía -del experimentado Inti Briones- tengo mis reservas: primero que nada no entiendo la elección del formato 1.33:1, y luego siento que al usar el blanco y negro nos perdemos un poco del "ritmo, color y sabor" que caracteriza a Perú, citando a Eva Ayllón. Es indudable que tiene tomas donde la luz está bien trabajada y la composición del plano también, pero a nivel global es algo irregular. En ese sentido tampoco ayuda al ya lento ritmo de la película ciertos travellings descriptivos. Algo que no falla es la música (Pauchi Sasaki) que ayuda a la perfección a la construcción de un ambiente que oscila entre drama y thriller -agradezo esa oscilación-, y nos hace disfrutar de música tradicional. Probablemente la película sea mejor entendida por personas que conocen la historia del Perú y/o son peruanos. Un ejemplo de eso es el diario donde trabaja Pedro (bien intepretado por Tommy Párraga) llamado La Reforma, en una clara referencia al diario La República -aquel que sacara la tapa de su diario completamente en blanco luego del autogolpe de Fujimori y la intervención de los diarios- y el contexto multicapa que nos muestra a un Alan García en su primera presidencia en tiempos de hiperinflación y en uno de los momentos más complejos de la lucha contra el terrorismo. Respecto a este último punto es digno de mención su enfoque relativamente sutil respecto a Sendero Luminoso. Además en el centro de la trama está la valiente denuncia del robo de niños en democracia. 



Por último, y para cerrar esta extensa crítica, es fundamental señalar la gran actuación de Pamela Mendoza en un rol completamente creíble, y cuya desesperación nos produce dolor y ansiedad. Incursionar en cines distintos es bastante complejo, y la adaptación a su atmósfera es similar a la adaptación a la altura: lleva su tiempo y su procesamiento. No obstante, esa adaptación y el alejamiento inicial que producen ciertas decisiones estéticas y técnicas, es recompensada con una película que probablemente no vayan a olvidar, y eso es mucho decir para días y años como estos. 


Mi Calificación: 7 (siete) Buena

jueves, 18 de febrero de 2021

 

Willy's Wonderland (2021): 

Duración: 88 Minutos

Dirección: Kevin Lewis 

Guión: G.O. Parsons

Protagonistas: Nicolas Cage

Emily Tosta

Beth Grant



Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia (en Inglés)


Comedia de acción con elementos de horror, nos trae a un Nicolas Cage encarnando a un personaje sin diálogos y combatiendo robots animatrónicos. Kevin Lewis vuelve a la silla de director luego de 14 añitos: su último trabajo había sido The Third Nail del año 2007. 



Como bien señaló la crítica, la película no tiene mucho más para ofrecer que lo que se puede ver en un trailer o el poster: Nicolas Cage luchando contra animatronics. Por ese motivo la cinta es una divisoria de aguas: si bien tuvo una recepción positiva de la crítica, el puntaje promedio del público en IMDb y Letterboxd no sube del 5.7 (al día que se escribió esta reseña). En mi caso, la promesa del poster y el trailer fue más que suficiente para generarme primero curiosidad y luego interés. 

Quizás es un cliché hablar de eficiencia, solidez o entretenimiento en películas de este tipo, pero Willy's Wonderland llena esos tres casilleros. Y seamos honestxs: parte de la función de una película es entretener, más allá de cuanto queramos sublimarlas en análisis a posteriori. Tampoco creo que entretener al público sea algo fácil: Lewis contó con un módico presupuesto de 5 millones de dólares, lo que implicó la prevalencia de prácticamente una sola locación. 



Así el director le saca jugo a la actuación de Nicolas Cage, que no está al nivel de Mandy pero quizás si al de Color Out of Space y los magníficos animatronics -imagino que debemos agradecer por esto a Molly Coffee (diseño de producción)-. No obstante eso solo no vasta: la película se ve visualmente muy atractiva: nos hace acordar al capítulo de Ash vs. Evil Dead donde nuestro protagonista se enfrenta al mal en la secundaria de Elk Grove. Esto es mérito de la fotografía de David Newbert, que convierte un lugar familiar en algo siniestro -de hecho si lo pensamos lo siniestro es algo desconocido en lo conocido o familiar-. La música (Émoi) también logra ese efecto, sin ser solemne pero tampoco completamente risible. Esta marida perfectamente con la edición de sonido, la cual nos muestra a animatronics defectuosos pero principalmente, diabólicos. 



Siendo perfeccionista como soy, lo único que podría dejarme con gusto a poco es la coreografía de algunas peleas -las cuales en su mayoría logran el efecto esperado- que carecen de la energía o el surrealismo necesario que parecían prometer. No puedo hablar mal de la construcción de los personajes porque el grupo de amigos está en la trama para dar cuenta del gore que venimos a buscar y no mucho más, y Liv (Emily Tosta) tiene una back story que probablemente no convencería a un jurado pero si a un espectador dispuesto a concederle la suspensión de la incredulidad que requiere. 

Como cinéfilxs a veces tenemos que seguir nuestros instintos, y permitirnos disfrutar de películas que probablemente no vayan a ganar el Oscar a Mejor Película o la Palma de Oro. Willy's Wonderland es una película honesta, porque no promete más de lo que tiene para dar: entretenimiento.  


Mi Calificación: 7 (siete) Buena