Doble Función #2: Stick it to the man!
Hoy voy a hablar de más íntimos deseos… ¿Te asustaste? No te asustes, están vinculados al cine y no al erótico. No suelo hablar mucho de mi vida, pero por ahora somos una pequeña familia en Doble Función y, por eso, les cuento esto. Probablemente sepan que estoy obsesionado con el cine y, uno de mis mayores deseos (hasta ahora trunco) es armar un cineclub.
Estuve bastante cerca, y el primer mes del mismo iba a estar dedicado al cine Noir, el segundo a Blaxploitation y el tercero a Spaghetti Western. Como ese proyecto no pudo ser, voy a aprovechar para hablar de estos géneros, que me gustan bastante, por acá.
Sin más preámbulos, en esta segunda edición, vamos a hablar de dos películas de un subgénero del exploitation. Si, adivinaste, son dos películas del blaxploitation. Así que ¡a la carga compañerxs!
Algo habrán hecho:
En la edición anterior hablamos de una película de 1971, y de los conflictos raciales y políticos de esa era en Estados Unidos. 1971 también es el año de nacimiento del blaxploitation. El padre de la criatura fue Sweet Sweetback's Baadasssss Song del querido Melvin Van Peebles, que nos dejó el año pasado. Para esa época habían pocas películas protagonizadas por afroamericanos (Sidney Poitier era la excepción) y mucho menos dirigidas por afroamericanos (Oscar Micheaux era la excepción). Las race films, que empezaron en 1915, habían quedado atrás a principios de los 50. Por lo tanto, había un mercado completamente desatendido: el afroamericano. De esta forma, Van Peebles, con su propio dinero y un préstamo de Bill Cosby (miedito) filmó en 19 días su ópera prima.
Sweet Sweetback’s estaba bastante lejos de ser un obra maestra, pero tenía un personaje que se rebelaba contra The Man (el hombre blanco o por qué no el racismo sistémico). Por ese motivo, la película de Van Peebles rompió la taquilla: le hablaba a un público al que (casi) nadie se había dirigido antes y menos de esa manera ¿Los estudios se volvieron menos racistas y empezaron a producir películas de autores afroamericanos? ¡Claro que no! Olieron guita, y empezaron a producir películas –generalmente thrillers- con protagonistas afroamericanos pero dirigidas por blancos. Ejemplos de estas películas son Foxy Brown (Hill, 1974) o Cleopatra Jones (Starrett, 1974). Quizás no sean lo mejor del subgénero... Esto no quita que hubiera directores afroamericanos autofinanciados como Gordon Parks, Gordon Parks Jr. y Fred Williamson, entre otros. Probablemente las mejores películas hayan sido dirigidas por afroamericanos, y en esos casos tenemos a Shaft (Parks, 1971), Superfly (Parks Jr. 1972), Blacula (Crain) y Cotton Comes to Harlem (Davis, 1970).
Las películas eran generalmente thrillers con protagonistas afroamericanos que solían ser policías, dealers, o proxenetas. Su objetivo era luchar contra la injusticia racial a su manera. El villano solía ser blanco, los soundtracks eran increíbles y, en general, las películas estaban filmadas en locación. También se caracterizaban por tener bastante sexo y violencia, como toda película exploitation de bien (?) Por las temáticas te habrás dado cuenta que era un subgénero que no ayudó demasiado a la comunidad afroamericana en la lucha contra los estereotipos raciales. Por eso, solían ser boicoteadas por los activistas de la época. El blaxploitation tuvo desafortunadamente una mecha bastante corta: los estudios destinaban presupuestos cada vez más pequeños y el tiempo de rodaje era cada vez menor. De esta forma, las audiencias se fueron cansado de estas películas y el boicot de los activistas se fue volviendo cada vez más fuerte. Para 1975 ya encontrábamos al género en decadencia, tanto por la calidad de las películas como por la decisión de las productoras (blancas) de abandonar el barco.
Policías que no son racistas:
Para la edición de hoy elegí dos películas del subgénero que tienen directores afroamericanos: Cotton comes to Harlem (Davies, 1970) y Shaft (Parks, 1971). Tenemos a una pareja de policías por un lado y a un policía solitario por el otro. Ambos intentan resolver crímenes sin preocuparse demasiado por el procedimiento. En las dos películas vemos cierta brutalidad policíaca y a protagonistas que son respetados por su experiencia en las calles de su ciudad. Esto hace que puedan operar con cierta tranquilidad. Shaft (1) por un lado, Grave Digger y Coffin Ed (2) por el otro, intentan proteger a sus comunidades de una guerra racial (1) y de una estafa de miles de dólares (2).
Como buena parte del blaxploitation, las dos películas tratan cuestiones políticas. Eso si, siempre desde sus idiosincracias: Shaft trata cuestiones de sexualidad, masculinidad y las dinámicas poder, mientras que Cotton comes to Harlem se enfoca en la situación cultural afroamericana, refiriéndose al movimiento Back to Africa y dando cuenta de la estética afroamericana de la época –que estaba inspirada en sus raíces africanas-. En lo que respecta al tono, la segunda tiene elementos de comedia que la hacen bastante fresca, mientras que la primera tiene un tono más solemne.
Shaft no es una obra maestra: tenemos bastantes escenas dónde el protagonista no hace más que caminar de un lado a otro, y los diálogos entre los personajes son bastante parcos. No obstante, es realmente de otro mundo para esa época -y para la actual- ver a un protagonista afroamericano en una posición de poder y especialmente uno que tiene la presencia de Richard Roundtree. El actor se convirtió en un sex symbol de la comunidad y redefinió el concepto de black is beatiful. Dicho esto, sería injusto no reconocer el gran trabajo de vestuario que tiene la película. También te vas a encontrar con un gran soundtrack, pero con una mala edición de sonido. La producción seguía el, respetable, principio del DIY. A pesar de sus limitaciones también vas a encontrarte con locaciones interesantes y una buena fotografía. Lo que si no esperes algo con un ritmo trepidante.
Con Cotton comes to Harlem si vas a encontrar algo un poco más inspirado. Tiene buenas escenas de acción -con una persecución maravillosa en el primer acto- y un humor bastante fluido. Personalmente creo que Cotton sirvió de inspiración a varias películas bastante posteriores, como Bad Boys (Bay, 1995) y Beverly Hills Cop (Brest, 1984). También vas a encontrar las mismas virtudes que tenía Shaft, pero amplificadas: tiene una fotografía y locaciones maravillosas. Por supuesto que nada es perfecto: como varias películas del género es bastante confusa a nivel narrativo y tiene un pacing irregular.
A pesar de que estas películas tengan su contenido político este no se siente acartonado, y el principal objetivo que tienen es entretener a la audiencia. El blaxploitation, a pesar de sus contradicciones, logró llevar a la cultura afroamericana a lugares inusitados (como la pantalla grande) y a un público masivo. Sería difícil pensar la industria cultural afroamericana de nuestros tiempos sin el trabajo previo de pioneros que arriesgaron sus ahorros y reputaciones para poder contar sus historias.
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