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domingo, 17 de julio de 2022

 

Doble Función #1: Identidades Desconocidas


En esta primera edición, vamos a hablar de dos películas que fueron un fracaso en taquilla, y posteriormente ganaron status de culto. Las películas son respectivamente de 1965 y 1971. Mientras que la primera era de un director ya bastante experimentado, la segunda era una película debut de un director que en ese momento no conocía ni su vieja (?) 


¿Son películas slowburn? Seguro ¿Son un poco arties e independientes? También. Bueno, no te vayas, te prometo que están buenas. 


Identidad, yo y roles sociales:


 Los años sesenta y setenta fueron años bastante movidos en Estados Unidos: fue la época del movimiento por los derechos civiles, la Guerra de Vietnam y hubo diversidad de asesinatos políticos. Era un período de formación de nuevas identidades y de cuestionamiento de las viejas. Mientras tanto, la ciencia ficción ya venía desde los años cincuenta preguntándose qué es el ser humano. Esa búsqueda se encontraba en películas como The Invasion of the Body Snatchers (Siegel, 1956).

Por otro lado, la posguerra fue un período de gran crecimiento económico en Estados Unidos. La población tuvo acceso a distintos bienes de consumo que antes estaban reservados solamente para algunos sectores sociales. Para 1964, Herbert Marcuse publica “El hombre unidimensional”, un libro que habla sobre cómo el progreso económico y técnico se ocupa de generar nuevas formas de dominación. Esa dominación se realizaba mediante herramientas que, a nivel potencial, deberían generar lo contrario. Así salieron películas que se preguntaban sobre la identidad del ser humano y el rol social de las personas en un sistema que no parecía prometer una existencia satisfactoria a nivel espiritual. Ejemplos paradigmáticos de esa búsqueda son dos películas que salieron el mismo año: Easy Rider (Hopper, 1969) y Midnight Cowboy (Schlesinger, 1969).  Las dos están protagonizadas por solitarios excluidos del sistema, y cuyos caminos no terminan del todo bien. Recordemos que para esa época el sueño hippie estaba llegando a su fin: primero por el caso Tate-LaBianca y luego por el asesinato de Meredith Hunter en el Altamont Speedway Free Festival

Realizada esta introducción histórica, las películas que elegí para esta edición son: son Seconds de John Frankenheimer y THX 1138 de George Lucas.

En las dos películas tenemos a protagonistas que tienen una vida “normal”: tienen trabajo estable, vivienda, y no cuestionan demasiado su existencia. Sus vidas se transforman cuando un hecho disruptivo les hace extrañarse de su vida y de su entorno. En Seconds tenemos a un empleado bancario, mientras que en THX a un operario que trabaja en una fábrica. El empleado bancario sencillamente está cansado de su vida habitual, mientras que el operario está inserto en una sociedad totalitaria movida únicamente por la producción y el consumo. 


En Seconds, el cambio de identidad se produce de “forma voluntaria”, pero el protagonista es obligado a mantenerse dentro de los límites de esta nueva forma. Mientras que en THX el cambio de identidad del protagonista parece inevitable: simplemente le cambian las drogas que estaba tomando y THX se vuelve completamente improductivo. Quizás la película de Frankenheimer sea, de hecho, más pesimista que la de Lucas: parecería que no hay opciones de escapatoria en ese universo. En THX existe, al menos, una pequeña esperanza.  

Es importante señalar que Seconds es una película que se encuentra en la línea entre el sci-fi y el thriller porque la identidad y el yo -depende de cómo se enfoque- son temas que se pueden abordar desde ambos géneros. Si vamos hacia sus elementos de sci-fi podemos decir que por su estilo es bastante diferente a las películas norteamericanas de su tiempo: Seconds es un slowburn muy europeo y con una fotografía absolutamente increíble, cortesía de James Wong Howe. Antes de profundizar mi análisis es interesante destacar cómo pensó la película Zizek. Para él, Seconds es sobre el cumplimiento de nuestros deseos (y las pesadillas que trae). Eso quiere decir que no siempre queremos lo que soñamos, como bien nos advierte nuestra eventual indignación con nuestro inconsciente.

  

THX 1138 tiene, para mí, uno de los mejores diseños de producción de la historia del sci-fi. Si bien tiene cierta inspiración de Metrópolis (Lang, 1927) por su estética y por la idea de una ciudad subterránea, resulta claro que la cinta de Lucas inspiró a muchas otras. La película es capaz de recibir múltiples lecturas y, primeramente, la pensé a través de la clásica alegoría platónica: THX 1138 escapa de la caverna para acceder al conocimiento verdadero y conocerse a si mismo, que al fin y al cabo es la forma más fundamental del conocimiento.


Para concluir podemos decir que ambas películas son reflejos de una misma sociedad: los Estados Unidos de fines de los sesenta y principios de los setenta. Allí las identidades eran similares y estaban determinadas por la producción y el consumo. En las dos películas de las que hablé los protagonistas se rebelan contra la maquinaria con mayor o menor éxito y viven en sociedades que no les dejan ser ni soñar. Con el diario del lunes, probablemente Seconds sea la más precisa en su diagnóstico: plantea un escenario donde no hay escapatoria.


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