Asesinato en el Expreso de Oriente (2017):
-Murder in the Orient Express-
Duración: 114 Minutos
Director/a: Kenneth Branagh
Guión: Michael Green
Actores/actrices: Kenneth Branagh (Enrique V, Frankenstein de Mary Shelley, Mi Semana con Marilyn)
Daisy Ridley
Johnny Depp
Ficha en IMDb
Ficha en Wikipedia
Thriller basado en la novela homónima de Agatha Christie, que ya había sido adaptada a la gran pantalla en 1974, con la dirección de Sidney Lumet y un elenco de astros que incluía a Lauren Bacall, Ingrid Bergman, Sean Connery y Vanessa Redgrave entre otros. Kenneth Branagh dirige y protagoniza la cinta, al mejor estilo Orson Welles (comparte con el director haber sido nominado por una misma película al Oscar de Mejor Actor y Mejor Director). Filmada en el particular formato de 65 milímetros.
Díficilmente haya algo más narcisista que un director que a su vez protagoniza su film y elige el rol del gran detective, hecho más que perdonable por el buen trabajo que Kenneth Branagh realiza en Asesinato en el Expreso de Oriente. La cuarta adaptación de la novela de Agatha Christie presenta un ritmo atrapante pero irregular -se sienten por momentos los 114 minutos- con un final excesivamente retorcido que hace sentir el peso del añejamiento de la historia. Sumado, claro a un héroe impoluto, cuyos razonamientos se acercan más al procesador de una computadora que al de un ser humano. Es inevitable ahora detenerme un poco en el procedimiento formal. La escena donde Hercule Poirot, mira a los potenciales sospechos, que a su vez aparece en el trailer, está magníficamente resuelta a través de un plano subjetivo -una ocularización interna- y un bello travelling que sigue mediante paneos cortos la mirada de los sospechosos anclandose brevemente en cada uno. Aquí y en otras ocularizaciones internas primarias el espectador se vuelve al mismo tiempo detective, esto también gracias a la focalización interna fija -conocemos solamente lo que sabe Hercule-. Otra escena deliciosamente resuelta es aquella donde Hercule y el Dr. Arbuthnot entran al cuarto de Ratchett, aquí vemos la acción desde arriba gracias a un plano cenital, cosa que nos dificulta algo la visión, pero estiliza mucho la escena.
Otro mérito del director son los flashbacks en blanco y negro, hermoso desempolvamiento de un recurso más bien clásico pero que dota los hechos de una poesía inigualable, además de facilitar la ubicación temporal al espectador. Michelle Pfeiffer es la gran acompañante de Branagh, curiosamente en un papel que parece algo autobiográfico -juega con la idea de volver a actuar, actividad que había abandonado para ser madre-. Tristemente debemos lamentar la poca filmación en locación y el uso demasiado generoso del CGI, aspecto visual que a pesar de todo está guiado por un buen trabajo fotográfico (Haris Zambarloukos). Hay que decir que la composición de ciertos cuadros, especialmente las escenas donde Poirot enfrenta a los sospechosos, cuentan con una pulcra y compleja puesta en escena.
Asesinato en el Expreso de Oriente, da la sensación de solidez, y buena resolución en general, a pesar de las limitaciones de un género que está lejos de sus días de gloria y una historia a la que le pesa el paso del tiempo.
Mi Calificación: 7 (siete) Buena
El blog que inspiró el podcast (Plan 9 en Youtube y Spotify), con menos periodicidad y buscando reestructurarse. La idea es realizar un trabajo crítico de corte ensayístico. Twitter: https://twitter.com/plan9podcast . Facebook: https://www.facebook.com/plan9podcast . Instagram: @plan9podcast
jueves, 30 de noviembre de 2017
lunes, 27 de noviembre de 2017
Brian De Palma: Manierismo Popular
Inspirado en el ciclo de Brian De Palma presentado el mes saliente en el Centro Cultural San Martín me sentí motivado para hablar de un director que incluye un lenguaje fílmico personal en películas altamente populares. Quizás ahora un poco olvidado por el público general, De Palma es un director que sigue activo -está desarrollando dos películas: Venice Beach y Domino- y tiene una filmografía prolífica como diversa.
El director con casi cincuenta años de carrera realizando largometrajes, dirigió desde películas de terror como Carrie (1976) -adaptación del libro de Stephen King-, de mafiosos como Scarface (1983), Los Intocables (1987) y Carlito's Way (1993), thrillers como Obsession (1976) y Blow Out (1981) y hasta un thriller erótico bastante bizarro como puede ser Vestida para Matar (1980).
Siendo caracterizado por su estilo "voyeur" -término correcto para describir escenas soft-porn presentes por ejemplo en Carrie, Blow Out y Vestida para Matar- tiene la particularidad de tener un lenguaje audiovisual bastante personal, introducido en historias destinadas a captar un público masivo y tener éxito de taquilla. Caso ejemplar es el de Misión Imposible, que recaudó 457 millones de dólares aproximadamente ¿Qué hace del director un autor? Su estilo "manierista" le da frescura a historias algo simples o forzadas, o que simplemente quedaron desactualizadas parcialmente por el paso del tiempo. Hay ciertos elementos magníficamente introducidos a lo largo de su filmografía tales como las escenas de persecución -una de las más interesantes es la de Vestida para Matar, que transcurre en un Museo y la protagoniza Angie Dickinson, pero también presentes en Obsession, o Blow Out-. La brutalidad, la sangre y el sexo son constantes estilizadas en sus películas, donde se presentan asesinos psicópatas como el Doctor Robert Elliott (Michael Cane) o Burke (John Litgow). Señalamos su manierismo -entendido como una reinterpretación personal de elementos clásicos- por la utilización de particulares recursos audiovisuales como: el movimiento circular de la cámara en escenas importantes -como en el final de Obsession, o el baile en Carrie-, el juego con el sonido -cambios repentinos de auricularización espectatorial a interna- y la evidenciación de su funcionamiento -es el caso de Blow Out, donde Jack (John Travolta) trabaja como sonidista- y el uso del flou. El uso de travellings extraños y rápidos y la maestría del montaje alternado son otras características de un director que además domina perfectamente el suspenso.
Brian De Palma, es un director que mezcla perfectamente historias atractivas al gran público con un particular estilo audiovisual manierista, lo que lo convierte en un director para repasar si se lo conoce o para analizar si se desconoce su basta obra. Como plus, el director de 77 años, trabajó con figuras como John Travolta (Carrie, Blow Out), Al Pacino (Scarface, Carlito's Way), Robert DeNiro (Hola Mamá, Los Intocables, entre otras) y hasta el legendario Kirk Douglas (La Furia y Home Movies).
jueves, 23 de noviembre de 2017
Victoria y Abdul (2017):
-Victoria and Abdul-
Duración: 111 Minutos
Director/a: Stephen Frears
Guión: Lee Hall
Actores/actrices: Judi Dench (Shakespeare Apasionado; 007: XVII, XVIII, XIX, XX, XXI, XXII, XIII; Philomena)
Ali Fazal (3 Idiotas, For Here or to Go?, Happy Bhag Jayegi)
-Victoria and Abdul-
Duración: 111 Minutos
Director/a: Stephen Frears
Guión: Lee Hall
Actores/actrices: Judi Dench (Shakespeare Apasionado; 007: XVII, XVIII, XIX, XX, XXI, XXII, XIII; Philomena)
Ali Fazal (3 Idiotas, For Here or to Go?, Happy Bhag Jayegi)
Eddie Izzard (Ahora son 13, Operación Valquiria, Absolutely Anything)
Biopic dramático sobre la relación de amistad entre la Reina Victoria y su sirviente indio Abdul Karim. Filmada en la que fuera la residencia real de la Reina Victoria, Osbourne House y en la Isla Wight. La cinta de Frears, fue criticada por buena parte de la crítica -justamente- por amenizar el colonialismo británico y mostrar un servilismo ingenuo por parte de Abdul. Como dato curioso: no es la primera vez que Judi Dench interpreta a una reina, ganó el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por representar a Elizabeth I en Shakespeare Apasionado.
46 años pasaron de la primera película de Frears, Gumshoe de 1971, y nos encontramos muy lejos de una historia como la de Mi Bella Lavandería (1985), Victoria y Abdul responde más al estilo de una excelentísima película suya como La Reina (2006) -por el tema principalmente, no tanto por su sentido crítico- o Florence Foster Jenkins (2017). Podemos decir que la historia aquí mostrada es evidentemente edulcorada, pero éste edulcoramiento no se presenta artificialmente, sino que resulta conmovedor y logra generar una emoción real en el espectador. Probablemente lo que triunfa de la historia es su tono: su estilo cómico y lenguaje honesto, construyendo personajes con los que es fácil empatizar. Sin dudas el personaje de mayor profundidad es el de la Reina Victoria, que está solidamente interpretada por Judi Dench, mientras que también destaca Eddie Izzard como su hijo Bertie.
Algo que caracteriza a la película es su esplendor y abundancia, las magníficas locaciones y su increíble diseño de producción (Alan MacDonald) generan un gran deleite visual. Todo ésto ordenado en grandes puestas en escena con desfiles coreográficos de una inmensidad de cuerpos. La atmósfera a la cual somos introducidos como espectadores recuerda a esa fascinación típica de nuestra niñez, donde todo parecía gigante y fabuloso. Además de los ya mencionados aspectos estéticos, hay también un destacado trabajo de vestuario (Consolata Boyle). A nivel ideológico algunas cosas resultan bastante extrañas, más para un espectador cuyo país fue colonizado, esto es: la mansa sumisión de un sirviente indio para con el imperio dominador, la visión aparentemente tolerante y sabia de una reina para con una de sus colonias o cierta reflexión sobre lo complejo de detentar un cargo que no debería existir en países donde se consideran a todos los hombres como iguales. Los aspectos ideológicos en éste caso quizás no deban nublar completamente la totalidad película en sí, ya que ella desde su comienzo se responsabiliza de contar una historia y no tanto de su precisión histórica o profundidad política.
Puesta en escena en estado puro. Aquí hay apenas un pequeña muestra de la complejidad de cada escena "real", donde el desfile de cientos de cuerpos se produce a través de una estudiada coreografía. |
Victoria y Abdul es una película de impresionante belleza estética, que juega con ciertas convenciones humanas y reflexiona ligeramente sobre el carácter construido de cierto pretendido exotismo. Ideológicamente no resiste un análisis muy profundo, y posee algunas imprecisiones históricas importantes, pero aplicar una lectura historicista sobre ella no tiene en cuenta la premisa principal de la cinta: contar una historia. Queda sin embargo al arbitrio de cada espectador y espectadora como leer esta película.
Mi Calificación: 7 (siete) Buena
sábado, 4 de noviembre de 2017
Barry Seal: Sólo en América (2017):
-American Made-
Duración: 115 Minutos
Director/a: Doug Liman
Guión: Gary Spinelli
Actores/actrices: Tom Cruise
Domhnall Gleeson
Sarah Wright (Touchback; 21, La Gran Fiesta; La Peor Noche de mi Vida)
Ficha en IMDb
Ficha en Wikipedia
"Biopic" sobre el piloto Adler Berriman "Barry" Seal, quien fuera distribuidor de droga para el cartel de Medellín. Quizás sea mejor catalogar al film como una historia de acción inspirada en la vida de "Barry" por las distintas imprecisiones del relato y sus "vuelos" narrativos. Doug Liman, es un viejo conocido de películas del género, ya habiendo trabajado con Cruise en Al Filo del Mañana, por ejemplo.
La producción de películas de acción estadounidenses parecen estar guiadas principalmente por el aspecto cuantitativo y no cualitativo, dado que es un género muy demandado y que siempre cuenta con un público importante. Ésta situación resulta en que se utilice una fórmula genérica argumental o de construcción de personajes basadas en otras películas del género que resultaron exitosas. Principalmente prima la utilización de una forma clásica de relatar las historias, que afortunadamente Barry Seal deja de lado al menos parcialmente. El relato si bien tiene un punto cero -cuando el protagonista filma su historia- y utiliza una gran analepsis -flashback- para narrar su vida, tiene interrupciones a su linealidad mediante comentarios over -voz narradora conocida erróneamente como off- y pequeñas partes animadas que le dan cierta frescura, sumado a algunos frame stops -congelación del cuadro-. Inevitablemente éste modo de tramar nos recuerda a las formas de Scorcese en Goodfellas o Casino, es decir, no son nuevas, pero si resulta ingeniosa la apropiación de tales recursos de forma personal para anclarlos en una historia bastante clásica.
Dejando de lado las interesantes marcas enunciativas, Barry Seal también problematiza el género gracias a una cuota generosa de humor ácido e ironía. El gran score musical (Christophe Beck) contribuye al ritmo y estilo personal de la cinta. Respecto al ritmo fílmico podemos decir que la cinta cae en algo común del género: un comienzo bastante explosivo seguido de cierta caída para luego retomar vuelo, sin embargo la visualización del trabajo de Liman es placentero, teniendo en cuenta que la cinta dura casi dos horas. Las actuaciones muestran a un Cruise en un rol cómodo pero que no saca a relucir todo su potencial -quizás lo haga mejor en películas de ciencia ficción como Oblivion, por ejemplo- ni mucho menos, si hay un trabajo sólido de Domhnall Gleeson, su concesivo pero ambicioso jefe. Los roles femeninos de la cinta son bastante pobres, teniendo a Sarah Wright como simple acompañante de Cruise y la típica rubia estadounidense de cuerpo escultural. A nivel visual hay escenas de pilotaje bien logradas, y un estudiado diseño de producción (Dan Weil), todo ésto posible gracias al respaldo de una poderosa producción.
La gran virtud de Barry Seal: Sólo en América es eludir ciertos clichés narrativos comunes en las películas de su género, cosa que la convierte en una producción digna de ver. Su ideología quizás no escape tanto a la media de una cinta de acción, evidenciado en el pobre rol de la mujer, una imagen bastante peculiar de las revoluciones de América Central -supuestamente generadas por la Unión Soviética-, o una aparente apología del delito. Sin embargo esos aspectos presentan grises, y es importante cierta mirada irónica sobre ellos para hacer posible un visionado placentero, cosa que tampoco resulta dificultosa.
Mi Calificación: 6 (seis) Buena
-American Made-
Duración: 115 Minutos
Director/a: Doug Liman
Guión: Gary Spinelli
Actores/actrices: Tom Cruise
Domhnall Gleeson
Sarah Wright (Touchback; 21, La Gran Fiesta; La Peor Noche de mi Vida)
Ficha en IMDb
Ficha en Wikipedia
"Biopic" sobre el piloto Adler Berriman "Barry" Seal, quien fuera distribuidor de droga para el cartel de Medellín. Quizás sea mejor catalogar al film como una historia de acción inspirada en la vida de "Barry" por las distintas imprecisiones del relato y sus "vuelos" narrativos. Doug Liman, es un viejo conocido de películas del género, ya habiendo trabajado con Cruise en Al Filo del Mañana, por ejemplo.
La producción de películas de acción estadounidenses parecen estar guiadas principalmente por el aspecto cuantitativo y no cualitativo, dado que es un género muy demandado y que siempre cuenta con un público importante. Ésta situación resulta en que se utilice una fórmula genérica argumental o de construcción de personajes basadas en otras películas del género que resultaron exitosas. Principalmente prima la utilización de una forma clásica de relatar las historias, que afortunadamente Barry Seal deja de lado al menos parcialmente. El relato si bien tiene un punto cero -cuando el protagonista filma su historia- y utiliza una gran analepsis -flashback- para narrar su vida, tiene interrupciones a su linealidad mediante comentarios over -voz narradora conocida erróneamente como off- y pequeñas partes animadas que le dan cierta frescura, sumado a algunos frame stops -congelación del cuadro-. Inevitablemente éste modo de tramar nos recuerda a las formas de Scorcese en Goodfellas o Casino, es decir, no son nuevas, pero si resulta ingeniosa la apropiación de tales recursos de forma personal para anclarlos en una historia bastante clásica.
Dejando de lado las interesantes marcas enunciativas, Barry Seal también problematiza el género gracias a una cuota generosa de humor ácido e ironía. El gran score musical (Christophe Beck) contribuye al ritmo y estilo personal de la cinta. Respecto al ritmo fílmico podemos decir que la cinta cae en algo común del género: un comienzo bastante explosivo seguido de cierta caída para luego retomar vuelo, sin embargo la visualización del trabajo de Liman es placentero, teniendo en cuenta que la cinta dura casi dos horas. Las actuaciones muestran a un Cruise en un rol cómodo pero que no saca a relucir todo su potencial -quizás lo haga mejor en películas de ciencia ficción como Oblivion, por ejemplo- ni mucho menos, si hay un trabajo sólido de Domhnall Gleeson, su concesivo pero ambicioso jefe. Los roles femeninos de la cinta son bastante pobres, teniendo a Sarah Wright como simple acompañante de Cruise y la típica rubia estadounidense de cuerpo escultural. A nivel visual hay escenas de pilotaje bien logradas, y un estudiado diseño de producción (Dan Weil), todo ésto posible gracias al respaldo de una poderosa producción.
La gran virtud de Barry Seal: Sólo en América es eludir ciertos clichés narrativos comunes en las películas de su género, cosa que la convierte en una producción digna de ver. Su ideología quizás no escape tanto a la media de una cinta de acción, evidenciado en el pobre rol de la mujer, una imagen bastante peculiar de las revoluciones de América Central -supuestamente generadas por la Unión Soviética-, o una aparente apología del delito. Sin embargo esos aspectos presentan grises, y es importante cierta mirada irónica sobre ellos para hacer posible un visionado placentero, cosa que tampoco resulta dificultosa.
Mi Calificación: 6 (seis) Buena
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