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jueves, 25 de enero de 2018

Tres Anuncios por un Crimen (2017):
-Three Billboards Outside Ebbing, Missouri-

Duración: 115 Minutos
Director/a: Martin McDonagh (Escondidos en Brujas, Sie7e psicópatas)
Guión: Martin McDonagh
Actores/actrices: Frances McDormand (Fargo, Casi Famosos, Quémese antes de leer)
Woody Harrelson
Sam Rockwell (En la luna, Sie7e psicópatas, Poltergeist (2015)) 

Ficha en IMDb
Ficha en Wikipedia

¿Hay material de Oscar en este drama con elementos de comedia negra? Esa es la pregunta del millón, para la película nominada en 7 categorías del mencionado premio y ganadora de 4 Golden Globes. Si ojeamos el currículum del elenco podemos decir que Frances McDormand se llevó una estatuilla a su casa por Fargo (1996) y tres nominaciones -deseo con lo más profundo de mi ser que se lleve otro Oscar este año-, y Woody Harrelson tiene 2 nominaciones -sin contar la última por esta película-. Martin McDonagh, el director inglés que le gusta escribir y dirigir sus películas, tiene una nominación por Mejor Guión Original por Escondidos en Brujas, sumando ahora otra en el mismo rubro por 3 Billboards.


Three Billboards Outside Ebbing, Missouri es el título original de la película, y presenta cierta neutralidad, al menos respecto a una traducción no muy correcta, que cambia "Outside Ebbing, Missouri", "por un crimen" cosa que spoilea parte del argumento. 
Con los anuncios -billboards- empieza la película: una cámara inquieta nos muestra esos tres carteles que serán centrales en la historia. La cámara entra luego al auto de Mildred (Frances McDormand) a través de un plano detalle del retrovisor, mostrándonos el reflejo de la actriz, que prontamente detiene el auto para fijar su mirada en los billboards. Mildred es una mujer decidida y fuerte, dispuesta a enfrentarse a todxs y decir siempre lo que piensa, pero siempre con una intención muy clara: la búsqueda de justicia. No sólo el personaje está magníficamente construido -agradecemos a Martin McDonagh por eso- sino que está igualmente bien representado, por una performance digna de un Oscar de la experimentada Frances McDormand. Es importante señalar que el personaje fue escrito pensando en la actriz, aunque ella se presentara duditativa de aceptar el papel. Otro trabajo que está casi al mismo nivel de la actriz es el del nominado Sam Rockwell, quien interpreta a Dixon, un polícía alcohólico, violento y algo inmaduro. Sin embargo podemos decir que todo el elenco realiza un trabajo digno de reconocimiento -sería injusto no mencionar el corto pero buen trabajo de Woody Harrelson-, lo que no es poca cosa.


Los diálogos poseen dureza y honestidad brutal, y el ambiente que se crea es oscuro. La comedia es un elemento que ayuda a dar cierta distensión y le da un estilo personal, pareciendo una magnífica combinación de Hell or High Water o Out of Furnace con Fargo. Claro que las formas de McDonagh siempre se mantienen personales, cosa dada, entre otras cosas, por una acertada fotografía (Ben Davis) o un buen score (Carter Burwell). A riesgo de insistir, sigue siendo sorprendentemente positivo la fuerza del personaje femenino, en una película con cierto feminismo incipiente. Esto último, reflejado en un mensaje contundente contra la violencia de género y los femicidios. Claro que la construcción de los personajes en general está muy lograda: poseen bastantes matices, y conductas poco predecibles. A Tres Anuncios por un crimen no le tiembla el pulso para criticar a la Iglesia, la policía y hasta el patriarcado, de forma sutil a veces, con gran acidez en otras. Probablemente sea necesario dar cierto crédito al trabajo de edición (John Gregory), que si bien presenta un esfuerzo algo silencioso, es fundamental para que 115 minutos pasen muy cómodamente, sin ninguna decaída de ritmo -algo muy difícil de lograr-.


Decir que una película "tiene todo" es caer en un cliché de la crítica mediocre, pero la realidad es que a Three Billboards no le falta nada. No sólo tiene elementos cómicos y de acción, también tiene una dosis de drama. Las fuertes performances respaldan un gran guión y viceversa, mientras que el estilo autoral de la cinta y el buen trabajo técnico hacen de la película de McDonagh una verdadera perla.

Mi Calificación: 8 (ocho) Muy Buena 
Tadeo Jones 2: El Secreto del Rey Midas

Duración: 85 Minutos
Director/a: Enrique Gato (Tadeo, el explorador perdido; Una familia espacial) 
David Alonso (Película Debut)
Guión: Jordi Gasull
 Neil Landau 
Actores/actrices: Óscar Barberán (Tadeo, el explorador perdido)
Michelle Jenner (No Tengas Miedo; Tadeo, el explorador perdido; Julieta)
Luis Posada (The Aviators; Daddy, I'm a Zombie; Tadeo, el explorador perdido)

Ficha en IMDb
Ficha en Wikipedia

Las aventuras de Tadeo Jones, empezaron en el 2004, de la mano de su creador Enrique Gato, con un cortometraje en ese año y otro en 2007. Su debut en la pantalla grande se dió en el 2012, y el próximo año tuvo una serie de 25 capítulos. Ahora llegó al cine el segundo largometraje, que probablemente sea sucedido por otro en el 2019. Tenemos presencia argentina en el film, ya que Tini Stoessel interpreta el single de la película "Todo es posible" junto a David Bisbal.


La secuela de nuestro héroe spilberiano presenta importantes mejoras: tanto a nivel narrativo como en la calidad de la animación. Esto, a pesar de que no haya gran diferencia de presupuesto con la primera cinta -un millón de euros más para la nueva-. Los personajes poseen una mayor profundidad -por suerte se redujo un poco el machismo de la primera entrega-, especialmente la momia (Luis Posada), quien aporta un inteligente elemento cómico no carente de cierto estilo payasesco, que puede resultar algo ridículo por momentos. Esta profundidad del guión (Jordi Gasull y Neil Landau)  tiene la potencialidad de fomentar interés histórico en los niñxs, con referencias al dios Apolo, o el mito del Rey Midas, sumadas a otras menciones a culturas ancestrales como la incaica. Estos detalles sumados al muy disfrutable tributo al rey, Elvis Presley, con el single "A little less conversation", parte de una cuidada banda de sonido (Zacarías M. de la Riva). Si seguimos pensando en referencias, aquellas que apuntan a Indiana Jones se vuelven más sutiles, sin embargo pasan más que desapercibidas para el público infantil, tal como aquella toma donde vemos un helicóptero volar en un rojo atardecer, que recuerda a Apocalypse Now. De esto se puede concluir que Enrique Gato es un gran fan del manierismo de Coppola y Spielberg, cosa legible únicamente para alguien que conoce la historia del cine. 


Salvando esas zonas grises podemos decir que la historia combina bien una dosis de comedia y pathos (emoción), a pesar de desarrollar el tradicional camino del héroe -en este caso con el punto de quiebre y su remontada- la historia desarrolla cierta plausibilidad destacable, especialmente en una escena central. Como ya señalamos previamente, la calidad de animación presenta una notable mejora, junto a un importante trabajo creativo del departamento de arte (Juan Jesús García Galocha) y un buen trabajo de sonido (Marc Orts). La historia, si bien presenta a nivel general cierto valor poco feliz de un amor romántico ultra idealizado, cumple exitosamente la función de atrapar a niñxs y adultos al mismo tiempo, cosa que quizás la primera entrega no lograba completamente.


La segunda entrega de Tadeo Jones, presenta un nivel de sutileza y logro técnico sorprendentemente superior al logrado por la película inicial. El humor se presenta de forma aumentada y menos chaplinesca, mientras que la historia incorpora mayor solidez. Esta notable mejora hace esperar al espectador una tercer entrega de nivel, y le da aire fresco a un personaje relativamente clásico, pero con cierto carisma.

 Mi Calificación: 6,50 (seis y medio) Buena

martes, 23 de enero de 2018

El Sacrificio de un Ciervo Sagrado (2017):
-The Killing of a Sacred Deer-

Duración: 121 Minutos
Director/a: Yorgos Lanthimos (Colmillos, Alps, Langosta)
Guión: Yorgos Lanthimos
Efthymis Filippou
Actores/actrices: Colin Farrell
Nicole Kidman
Barry Keoghan ('71, Mammal, Dunquerque)

Ficha en IMDb
Ficha en Wikipedia

El curioso nombre de la película viene del final de la tragedia "Ifigenia en Áulide" de Eurípides, claro que nuestro director sabe de que tratan estos asuntos, porque es de la tierra de la tragedia, de hecho es ateniense. Este drama representa segunda colaboración entre Nicole Kidman y Colin Farrell, quienes trabajaron en la también premiada en Cannes, El Seductor.


Probablemente "killing" no sea la palabra más adecuada para referir a uno de los puntos centrales de la película, al menos no es como Martin (interpretado por Barry Keoghan) querría verlo. El hecho en sí, del cual es difícil hablar sin spoilear, difiere de la tragedia de Eurípides, donde hay un sacrificio, cosa que Martin señalaría, en la situación de la familia Murphy, como lo más cercano a la justicia. La elección de nuestro protagonista, Steven, si bien tiene algo de sacrificio es algo débil, por su voluntad de generar una cuota de azar en el hecho, evitando así una mayor responsabilidad moral.  
Si tanto hablamos de una cuestión moral, es porque así se nos presenta un afilado guión que nos genera dos preguntas: ¿hasta dónde puede llegar una familia? y ¿qué hacer cuando un acontecimiento escapa a toda racionalidad? Los diálogos de The Killing of a Sacred Deer, escapan a la racionalidad, poseen cierta apatía e indiferencia, pero nos conectan con ese estado psicológico tan particular. Esta inmersión psíquica sería menos efectiva si no se contara con un magnífico trabajo de diseño y edición de sonido (Johnnie Burn), en manos de un multitasking técnico. La música también corresponde al ambiente sonoro tan particular y extraño de toda la película.


La gran historia, afortunadamente, está respaldada por serias actuaciones: especialmente dos muy parejas, como la de la siempre cumplidora Nicole Kidman y del intrigante Barry Keoghan. Poco sabemos del personaje de Barry: ¿es psíquico? ¿aplicó algún maleficio a la familia Murphy? Keoghan se encarga de dejarnos con pocas respuestas, con un trabajo hipnótico. Este último adjetivo quizás sea uno de los más acertados para describir el visionado de la película, si bien tiene un ritmo pausado, es difícil dejar de verla. El control del ritmo de las situaciones está dominado casi a la perfección. Otro detalle apreciable en el visionado es el buen trabajo fotográfico (Thimios Bakatakis) que se encarga de dominar tomas con poca luz, el uso de la subjetividad, y el aspecto claustrofóbico de las miradas subjetivas. 
La desesperación parece ser el hilo conductor de la mirada, por eso tantas tomas nocturnas -la noche es la hora del insomnio, de las decisiones fatales- a la vez que cierto alejamiento con planos cenitales o algún picado particular nos deja tomar cierta parcial neutralidad sobre la acción.


El Sacrificio del Ciervo Sagrado nos presenta un ambiente psíquicamente enfermizo, que si nos produce espanto o rechazo tampoco podemos dejar de ver, aunque nos sangren los ojos como a Bob. Su estilo desesperante, nocturno e hipnótico, nos conduje por 121 minutos intensos. La pericia del director está complementada con buenas performances y logrado trabajo técnico, el guión merece una mención especial, pero fue co-escrito por Lanthimos, cosa que haría algo redundante la cuestión. 
The Killing of the Sacred Deer es una de esas películas que no hay que dejar de ver, probablemente porque sea imposible dejarla una vez empezada. 

Mi Calificación: 8 (ocho) Muy Buena

sábado, 6 de enero de 2018

El Gran Showman (2017):
-The Greatest Showman-

Duración: 105 Minutos
Director/a: Michael Gracey (Película Debut)
Guión: Jenny Bicks
Bill Condon
Actores/actrices: Hugh Jackman
Zac Efron
Michelle Williams 



Ficha en IMDb
Ficha en Wikipedia

Muy pocas veces tenemos la oportunidad de disfrutar musicales al año, ya es un género poco frecuentado en la actualidad -su esplendor fue en los años pre-código Hays y lo retomó en los cincuenta-. Al menos esto pasa actualmente en el mercado latinoamericano como en el estadounidense, situación distinta a la de Bollywood. Cuando pensamos en The Greatest Showman es inevitable referir a la hazaña del Mascherano de la actuación, Hugh Jackman, quien comprometido hasta la última consecuencia con el proyecto cantó "From Now On" frente a los productores de la película para que le den luz verde, aún cuando su médico le dijo que no iba a poder cantar por un tiempo por sus puntos en la nariz y su recuperación de cáncer de piel.

La organización de los cuerpos en el espacio hace inevitable referir
a la puesta en escena. Ya que hablamos de cuerpos, podemos decir que
The Greatest Showman presenta una magnífica diversidad de ellos,
y hace valorarlos en su belleza y diversidad.
Desde el inicio, The Greatest Showman hace alarde de su espectacularidad: comienza con un número musical: "The Greatest Show", como todo musical bien -si se quiere-. Y así será el ritmo de la película, que trabajará con el pasaje de lo espectacular a la espectacularidad, tal como lo definiría Deleuze, hablando de este género. Los grandes números musicales, con trapecio entre otras cosas, están respaldados por el meteórico presupuesto de 84 millones de dólares -récord para un musical- que presenta un fantástico diseño de producción -Nathan Crowley-. Todo esto, sin embargo, sería de una belleza puramente estética, si no se contara con un guión conmovedor, pero con algunos clichés.
Dista la historia y los diálogos del estilo simplista de los musicales tradicionales, sin embargo la temática de la división entre arte alto y bajo característica de las películas de Vincente Minelli está presente. Claro que aquí profundizado en la división de la burguesía/nobleza y la clase popular/proletaria. Sin embargo las divisiones se presentan todavía más filosóficas en una foucaultiana disputa respecto a la normalización. Los abyectos, los renegados si bien consiguen cierto reconocimiento, se revelan contra la puritana sociedad neoyorquina: "colossal we come these renegades in the ring" dirá el tema de apertura "The Greatest Show".

Los vestuarios, el color que recuerda a los musicales filmados en Tecnicolor,
ayudan a darle ese aspecto onírico o de fantasía típico del musical. Aspecto
que para mí además posee cierta magia irreproducible por otros géneros fílmicos.
No puedo evitar mencionar grandes números musicales como el conmovedor y magníficamente coreografiado "From Now On", o la perfecta sincronía de Jackman y Efron en "The Other Side", donde este último se roba el número, por su talento y basta experiencia en musicales. Zendaya, la muy joven actriz que conocimos en Spider-man Homecoming -como Michelle- también brilla en "Rewrite the Stars", también tiene el gran mérito de haber realizado todos los trucos de trapecio, sin haber requerido de dobles para eso.
Por supuesto es necesario dar mérito a Jackman por la implicación en el proyecto desde el 2009, con un buen trabajo, opacado quizás por su capacidad algo limitada en el baile. Los números musicales no sólo poseen la destreza mencionada -por supuesto muy distinta a la de un Astaire o Kelly- sino también grandes letras (John Debney, Benj Pasek, Justin Paul y Joseph Trapanese) que reflejan rebeldía, amor y esperanza -sentimientos necesarios en tiempos de gran desesperanza- y pegadizas melodías. La parte técnica no se queda atrás en méritos: el trabajo de edición (Tom Cross, Robert Duffy, Joe Hutshing, Michael McCusker, Jon Poll, Spencer Susser) que da gran dinámica a la cinta, con logrados efectos sumarios y elipisis está en perfecta sincronía con la fotografía que cuenta  gran plasticidad y movilidad para captar la compleja puesta en escena de diversas secuencias de baile.


The Greatest Showman es una perla musical de los últimos años, quizás con cierto estilo Luhrmanesco -reminiscente al trabajo del director en Moulin Rouge (2001)-. No sólo es una película sólida por donde quiera que se la mire, sino que transforma al espectador en el proceso de visionado, haciendo despliegue de su brillo e imaginación. A diferencia de One From The Heart (1982) que habla de la imposibilidad de soñar, El Gran Showman nos induce a soñar más y mejor, pero no ingenuamente: señala que la caída es probable pero no-mortal.  

Mi Calificación: 8 (ocho) Muy Buena