Hablemos de Orson Welles:
Orson fue un director con una carrera caótica, y marcada por las migraciones, por lo que el vasto de su obra suele ser poco analizada. En el año 2018 volvió al foco por el estreno de una de sus obras póstumas, The Other Side of the Wind y el documental They love me when I'm Dead (Neville, 2015) que cuenta un poco la historia del rodaje de la susodicha obra.
Dos años después volvíamos a hablar del director, gracias a David y Jack Fincher, con el estreno de Mank (2020) -cuya reseña pueden leer acá-. Para nuestra fortuna, estas tres películas están disponibles en Netflix.
Aquí voy a tratar de hablar de algunas de las características del director, principalmente a través del noir Touch of Evil (1958). También hablaré un poco de The Stranger (1946), Citizen Kane (1941) y The Other Side of The Wind (2018).
Primero que nada,
Citizen Kane representó uno de los debuts más inusuales de un director: la
RKO le había dado libertad para: desarrollar su propia historia, elegir el elenco y el equipo técnico. Aunque el privilegio definitivamente más extraño fue la libertad de tener el corte final de la película, ¡en la época de oro del sistema de estudios! Esto fue gracias al éxito de su compañía teatral -
Mercury Theatre- y su emisión radial de
La Guerra de los Mundos que pueden escuchar
acá.
Esta emisión radial que es más que recomendable y entretenida, nos sirve para entender la forma de narración preferida por
Welles -al menos en
Citizen Kane y por qué no en
The Other Side of The Wind- una que incorpora el estilo investigativo/periodístico. Como probablemente ya sepan tuvo un complejo estreno y la taquilla de la película se vio afectada por la difamación y censura que quiso imponerle
Hearst. Todas estas cuestiones, lo llevaron a ya no tener control del corte final de sus películas, como pasó con
The Magnificent Ambersons (1942). Welles era muy joven, ambicioso y egocéntrico, pero también de izquierda, así que
Hollywood le fue soltando la mano. Eso lo terminó haciendo emigrar a Europa en 1948, para luego volver unos años a América y viceversa. El obtener presupuesto para sus películas se había vuelto bastante complejo (Ver:
They love me when I'm dead).
De
Citizen Kane hay ríos de tinta escritos, y quizás no diga nada nuevo al señalar algunas de sus características: destaca por la utilización de un particular punto de vista que va cambiando y afecta tanto a lo que vemos como a lo que escuchamos, usa el recurso del narrador poco fiable, tiene una particular puesta en escena -vale la pena que se detengan a ver la secuencia del desayuno, que está
acá- y presenta un contenido político (¿les suena de algún lado la idea de un magnate que monopoliza medios de comunicación?).
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Fotograma de Citizen Kane, donde Orson interpreta a Charles Foster Kane, que presenta importantes similitudes con el magnate de medios William Randolph Hearst |
The Stranger (1946) -película que mencionamos antes- sería la oportunidad de
Welles para probar que podía hacer una película sin excederse de las fechas estimadas y el presupuesto (Ver:
Joe Dante on The Stranger). Haciendo caso omiso de los problemas con el estudio y las condiciones desventajosas impuestas al director -por ejemplo que el debía hacerse cargo económicamente de cualquier exceso del presupuesto-,
The Stranger es para mí uno de los mejores noir de la historia. Y de esta forma me acerco al punto del artículo: hablar de los Noir del director para tener un acercamiento distinto a su filmografía.
The Stranger comparte elementos visuales con Citizen Kane, tales como sombras marcadas, fuertes contrastes, y planos contrapicados. Aquí incorporando sombras que distorsionan las caras de los protagonistas. Tenemos entonces una gran fotografía, un sólido guión y un gran trabajo de Edward G. Robinson. La escena de la torre del reloj es inquietante, y tensionante dándonos un gran finale. Aunque probablemente lo más importante de la película sea su contenido político: se está hablando de la presencia de nazis en Norteamérica al año de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Resulta también interesante como se va modificando la psicología de Franz Kindler, despertando de su letargo para volverse cada vez más frío y violento.
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En The Stranger Welles hace Franz Kindler, criminal nazi prófugo de la justicia que se oculta en Connecticut. |
En 1956, Orson vuelve a Hollywood luego de ocho años de exilio. Asi, en 1958 dirige el noir Touch of Evil, que ahora nos compete. Todo parecía ir bien, hasta que el estudio empezó a meter mano en la edición, como bien lo evidencia el disclaimer que da inicio a la película. Debemos decir que afortunadamente circula una versión que dice intentar ser lo más fiel al corte de Welles, no obstante, a mi parecer, la narración presenta cierta confusiones: a veces nos cuesta darnos cuenta donde estamos, si en México o EE.UU. Curiosamente fue filmada casi una década después de los noirs más importantes, como El Halcón Maltés (Huston, 1941), High Sierra (Huston, 1941) o Double Indemnity (Wilder, 1944). Por lo tanto suele ser considerado el último noir de la era clásica.
Ya en una apreciación personal, considero que los noir de Wilder y de Welles son los mejores de este ¿subgénero?
Primero que nada Touch of Evil tiene un elenco impresionante: no tiene dos nombres importantes, sino cuatro: Charlton Heston -en un feo white washing-, Janet Leigh -si, la de Psycho (Hitchcock, 1960)-, el mismísimo Welles -que cuando quiere actúa bien- y nada más ni nada menos que Marlene Dietrich.
Un irreconocible Welles, hace del comisario Quinlan, personaje con cierta profundidad psicológica que hace llevar al género hasta el límite de la ambiguedad moral.
La puesta en escena de esta película es tan magnífica como compleja: juega con los desenfoques, las sombras, los contrapicados, y el sonido. Además tiene un juego simbólico con algunas imágenes: por ejemplo en una escena los barrotes de la cama nos recuerdan a los barrotes de una celda-.
La cuestión política también está presente: se habla de fabricación de evidencias, corrupción policial y conflictos diplomáticos/fronterizos.
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En Touch of Evil Orson se enfrenta con Charlton Heston, quien interpreta a un policía mexicano llamado Vargas. Porque no hay nadie que parezca más mexicano que Heston (!). |
Para cerrar me gustaría hablar de
The Other Side of the Wind (2018). Luego de filmar
Touch of Evil el director volvió a Europa, y se quedó allí por once años.
The Other Side of the Wind representa su retorno definitivo a Estados Unidos. Esta cinta empezó a filmarse en 1970 y se completó en 1976, entre 2014 y 2018 se terminó la posproducción de la misma. Pero para esa inquietante historia recomiendo ver
They love me when I'm dead.
The Other Side of The Wind cuenta la historia de un director que vuelve del exilio para terminar una prometedora película.
Welles no consideraba la cinta como autobiográfica la historia parece demasiado familar. Sumémosle que el director en la película muere sin terminar su proyecto, lo mismo que le pasó a Welles con esta película.
¿Es un film interesante? Seguro. ¿Cuál es su problema? La película dentro de la película: si bien tiene tomas interesantísimas y nos muestra la vigencia del interés de Welles por la experimentación con la fotografía en blanco y negro, carece de narración. Eso la hace difícil de ver, sumado a escenas de sexo un poco extrañas y gráficas.
No obstante, como ya señalé con anterioridad, vuelve a mezclar ficción con un registro documental/periodístico. Por supuesto que también hay que ser conscientes del carácter satírico de la obra y tiene el lujo de darnos cameos de gente como Denis Hopper o Claude Chabrol hablando de cine. Huston -si, el aclamado director- hace un buen trabajo como el director Jake Hannaford y Peter Bodganovich lo secunda bien como Brooks Otterlake, su protégé (otra similitud con la vida real de Welles). ¿Qué es lo más interesante de la cinta? La edición del primer acto: esta se ve realmente bien, logrando que las escenas de Hannaford tengan un gran ritmo y puesta de cámara. No obstante, creo que la película parece más un ensayo que un trabajo completo.
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Huston, Welles y Bodganovich en el rodaje de The Other Side of the Wind. Los dos primeros compartían un gusto por los habanos y eran grandes amigos. Bodganovich también mantuvo una gran amistad con Orson. |
En conclusión: Orson Welles fue un director con momentos buenos y malos, que tuvo problemas para financiar y exhibir sus películas, la atención que recibió del público fue dispar. No obstante, Citizen Kane como los dos noirs mencionados son ejemplos interesantísimos de un director versátil y con un estilo personal muy marcado, comparable al estilo disruptor de Hitchcock para poner un ejemplo. Por otro lado, su cultura, su ojo para el cine y sus pensamientos políticos lo hacen una de las figuras más intrigantes e interesantes del cine del siglo pasado.