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miércoles, 24 de noviembre de 2021

 

La Crónica Francesa (2021):

-The French Dispatch- 


Duración: 108 Minutos

Dirección: Wes Anderson

Guión: Wes Anderson 

Protagonistas: Benicio Del Toro

Léa Seydoux

Tilda Swinton


Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia


El año pasado nos llegaba la noticia de que la nueva película de Wes Anderson se estrenaría en Cannes en 2021, y conocíamos su tan bonito póster. La décima película del director texano terminó llegando a Argentina cuatro meses después de su estreno en el festival francés, casi con la demora con que llegaban las películas de antaño. 



The French Dispatch llegaba con el antecedente -live action- de las nueves nominaciones al Oscar de The Gran Budapest Hotel (Anderson, 2014), por lo que las expectativas para la nueva película de Wes eran bastante importantes. Su anterior película había sido la animada Isle of Dogs, que puede ser intepretada como un homenaje visualmente impactante al país nipón. Y en ese sentido, The French Dispatch se acerca más a Isle of Dogs que a The Gran Budapest Hotel, porque como bien se puede intuir gracias a su título, la película es un homenaje sutil e ilustrado al país natal de Demy, Godard y Truffaut. Claro que no hay demasiadas referencias a la nouvelle vague, pero quizás si a la obra del director de Los Paraguas de Cherburgo (1964). A esto se suman referencias más o menos implícitas a figuras culturales (James Baldwin) o acontecimientos político-sociales (el Mayo Francés). Con esto quiero decir que la elegancia y sofisticación de la película no se limita a lo visual -de hecho tiene bastante humor, aunque no muy celebrado en la función a la que asistí-. 



A nivel visual nos encontramos con la calidad que cabe esperar del director que colabora con su DF habitual, Robert D. Yeoman. Por eso tenemos el tan hermoso y reasegurador planimetric staging, el respeto a la regla de los tercios o el equilibrio de la composición de los planos. Aunque también tenemos cambios en el aspect ratio, y la saturación -incluso entre plano y plano-. Así pasamos de tomas muy saturadas a un cuidado monosaturado. Esto no quiere decir que esos cambios no sean abruptos, de hecho lo son, pero sería descuidado decir que no fueron contemplados por un maniático de la mise-en-scène como es Wes Anderson. Otro colaborador habitual del cineasta también se hace presente: el maravilloso Alexandre Desplat, que nos trae la dosis necesaria de nostalgia, y minimalismo, que junto al diseño de producción de Adam Stockhausen empaquetan tan precisamente ese sentimiento. 



Quizás The French Dispatch sea la película más over the top del director, permitiéndose una serie de manierismos que van en aumento -como cameos de apenas segundos-. En toda esta locura benigna, la película si padece de algo habitual en las antologías: la disparidad en la calidad de sus historias. A veces nos perdemos en la sofisticación de los diálogos y los géneros terminan fusionados en un mejunje extraño. Esto no quiere decir que los personajes no sean complejos y entrañables, atributos que suelen negar los detractores del director. No obstante, quizás haya que entender el trabajo de Anderson con sus personajes adultos de forma paródica: los más maduros en su mundo son lxs niñxs -tal como pasa en Moonrise Kingdom (2012)-, mientras que los adultos son los más inseguros y poco virtuosos. Probablemente haya numerosas formas de analizar esta película, y podría extenderme in extenso sobre ella (al gusto de la crítica snob), pero casi como una aurora boreal, The French Dispatch es un fenómemo que debe experimentarse personalmente. Sin embargo no quiero terminar esta reseña sin mencionar a Léa Seydoux, musa y pilar estructural del largometraje. 


Mi Calificación: 7 (siete) Buena

jueves, 30 de septiembre de 2021

 

Sin tiempo para morir (2021): 

-No time to die- 


Duración: 163 Minutos

Dirección: Cary Joji Fukunaga 

Guión: Neal Purvis

Robert Wade

Protagonistas: Daniel Craig

Rami Malek

Lea Seydoux


Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia


Es bien conocido que la película número 25 de la saga de 007 representa la última película de Daniel Craig en el rol de James Bond. Por otro lado, corría el año 2018 cuando Cary Joji Fukunaga fue el encargado de reemplazar a Danny Boyle en la dirección y quienes conocíamos el trabajo "televisivo" del primero (True Detective, Maniac), levantamos una ceja en un gesto de intriga.  



Como toda película moderna de la saga, No Time to Die empieza con bastante acción y esta se mantiene de forma medianamente exitosa durante gran parte de la película. Por supuesto que tiene los declives esperables de una película de su duración, pero son exitosamente (aunque de forma poco económica) solventados. Al tener a los mismos guionistas de todo el ciclo Craig, la película es coherente con las anteriores, y también se inserta cómodamente en el mundo cinematográfico Bond. Esto lo logra con una serie de homenajes inteligentes, como el de ambientar escenas en Jamaica o con un segundo Aston Martin que refiere a una película más bien oscura de la saga. Esta coherencia, sin embargo, no hace al guión brillante: tiene un conjunto de diálogos estereotipados de aquellos que suelen caracterizan al cine de gran escala, y se ve cierto desgaste en los guionistas -el cual se nota en la  falta de economía narrativa).  



Habían quizás dos grandes preguntas que me despertaba la película número veinticinco de una saga sexagenaria: ¿puede un perro viejo aprender nuevos trucos? y ¿podemos adaptarnos al cambio? La respuesta a la primera pregunta es positiva: quedaba alguna sorpresa por verse. La segunda pregunta tiene quizás una respuesta negativa para cierta parte del público, y una quizás una positiva pero tibia para los productores. Por lo imponente de ciertas escenas de acción y la suntuosidad de las locaciones quedan opacados algunos aspectos importantes de la cinta, como una fotografía que es apenas correcta y actuaciones que son, como mínimo, irregulares. Tenemos algunos trabajos buenos (Malek y Seydoux), otros aceptables (Lynch) y otros en un rango extraño. Esas cosas también quedan silenciadas por un buen score de Hans Zimmer, una buena secuencia de títulos y algunos detalles más. 



Quizás Skyfall (Mendes, 2012) puso la vara demasiado alta, por lo que su predecesora no fue de mi agrado -ni hablemos de Quantum of Solace-, pero No time to die puede ocupar un digno tercer puesto luego de Skyfall y Casino Royale en lo que refiere a las películas de Craig. Como varias personas han señalado, No time to die es un buen cierre para uno de los mejores Bond, ese que luego de Spectre (Mendes, 2015) señaló que hubiera preferiría cortarse las venas antes de volver a tener licencia para matar.


Mi Calificación: 6 (seis) Buena

viernes, 27 de agosto de 2021

 

Annette (2021):


Duración: 141 Minutos

Dirección: Leos Carax

Guión: Ron Mael

Russell Mael

Protagonistas: Adam Driver

Marion Cotillard

Simon Helberg



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Annette es una película que tiene cierto runrún desde hace ya casi dos meses por su premiere en Cannes, donde su director ganó el premio a Mejor Director. Afortunadamente está en Amazon desde hace una semana, y se puede ver por otros medios también. Leos Carax es un director que si bien debutó en 1984 con Boy Meets Girl solamente tiene cinco películas más, siendo Annette su sexto largometraje. 




Annette es un musical dramático, lo que la introduce en una categoría con una lista de exponentes como mínimo acotada, quizás con Les Misérables (Hooper, 2012), West Side Story (Wise, 1961) y Dancer in the Dark (Trier, 2000) teniendo algo en común con esta última. No obstante, sería como erróneo no vincular a la cinta que estamos reseñando con la tradición de musicales franceses, y particularmente con el cine de Demy y Ozon. De hecho el 95% de los diálogos del musical de Carax son cantados, lo que la pone en relación directa con Los Paraguas de Cherburgo (Demy, 1964). A pesar de estos vínculos que podemos trazar, Annette, como la niña, es un completamente única. Maneja una paleta de sensaciones digna de los mejores pintores impresionistas: desde las escenas románticas y sexuales y hasta la comedia y el drama judicial/carcelario. Esto se debe en gran medida a las canciones (compuestas por Spark) que tienen contrapuntos y sofisticación pero también emoción. 



La creación de ambientes también debe ser atribuida a un diseño de producción sublime -demos las gracias a Florian Sanson-. Hay una mezcla modernidad y nocturnidad con ambientes de ensueño y escenarios dignos de la ópera más refinada. Como todo buen musical rompe el espacio establecido para ensancharlo, suspenderlo y dotarlo de artificio. Esa artificialidad incluso se extiende hacia el personaje de Annette, que únicamente puede ser vista tal como es cuando Henry expone la verdad de su corazón. Las características de la joven estrella la vinculan directamente con Baby Jane y su tan particular muñeca, dotando a la película de otra capa de subtexto y quizás produciendo cierta actualización del mito de What Ever Happened to Babby Jane? (Aldrich, 1962). 

La fotografía (Caroline Champetier) va de la mano con el diseño de producción y nos guía a través del espejo de Alicia, en una de las versiones más hermosas y pertubadoras del  País de las Maravillas. Andamos en motocicleta durante la noche serena y oscura, silente, sentimos la soledad y el vacío de un escenario, pero también recorremos espacios verdes encantados y nos dejamos llevar por ¿el amor? Todos estos elementos convierten a la película en una experiencia cinematográfica única, que debería ser apreciada en el cine (cosa que no suelo decir demasiado seguido). Por supuesto que todas estas emociones no serían posibles sin la heterodoxa pareja estelar que tiene a la siempre refinada e impecable Cotillard y al excéntrico pero versátil y sensible Adam Driver -¿como Robert Wagner?-. El ritmo de Annette es, por supuesto, el de una película francesa, por lo que requiere paciencia, un visionado atento y cierta disposición espiritual. No obstante no se le pueden atribuir letargos a la historia ni a la edición. 



Es un poco díficil describir las emociones que me produjo esta película porque sinceramente todavía las estoy procesando, pero seguramente la película de Carax sea la mejor de este año. Simplemente queda sentarse en un lugar cómodo, apagar todas las luces, ponerse auriculares y disfrutar por más de dos horas de cine en estado puro. Y si se tiene mucha suerte, disfrutarla en una sala de cine. 


Mi Calificación: 9 (nueve) Muy Buena

miércoles, 7 de julio de 2021


Summer of Soul (...Or, When the Revolution Could Not Be Televised) (2021):


Duración: 117 Minutos

Director: Questlove 

Protagonistas: Tony Lawrence
Stevie Wonder

Marilyn McCoo



Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia


El debut directorial del productor musical Ahmir "Questlove" Thompson nos acerca la experiencia del Harlem Cultural Festival, un conjunto de recitales a los que asistieron un total de 300.000 personas y cuyo objetivo era celebrar la música y cultura afro-americana, afro-latina y africana. 



1969 fue uno de los años más convulsionados de la historia de Estados Unidos, y a la vez uno de los de mayor relevancia cultural. Un año después del asesinato de Martin Luther King Jr., Richard Nixon asumía como presidente y empezaba la política de "vietnamización", que expandía la guerra imperialista. Mientras tanto, a nivel nacional la guerra se volvía cada vez más impopular y los conflictos raciales y políticos escalaban. 1969 también marcaría el fin de una era, con los asesinatos del Clan Manson, mientras que a nivel cultural y científico el hombre llegaba a la Luna, y se realizaba el Festival de Woodstock. El Harlem Cultural Festival duró casi de dos meses, siendo paralelo a Woodstock -y quedando opacado por este- pero también a la Llegada del Hombre a la Luna, hecho de que los participantes del festival comentan como un triunfo de la ciencia blanca. 



Casi 50 años después del Festival aparecía el material de rodaje en un sótano, y por eso hoy tenemos registro de un hecho cultural tan significativo que incluso podría pensarse como un segundo Renacimiento de Harlem. Sobre el escenario de Mount Morris Park estuvieron artistas de la talla de Stevie Wonder, Nina Simone, Sly and the Family Stone, B.B. King o incluso comediantes como Moms Mabley. El acercamiento de Questlove hacia el material es armónico, dejándolo hablar por sí mismo durante la mayor parte del tiempo, e interviniéndolo con entrevistas sintéticas en algunos momentos -echando mano a recursos limitados y con las personas que quedan para contar la historia 50 años después-. Casi en ningún momento confundimos las voces de los protagonistas, por la prolijidad de la edición y los intertítulos. 



Probablemente la forma más efectiva de analizar un concert film sea reflexionar sobre las emociones que produce: si genera la sensación del estar allí seguramente vaya por el camino adecuado. Summer of Soul es simplemente electrizante: casi produce esa sensación de posesión espiritual que describen los artistas y condensa una cantidad de emociones y conflictos tales que se vuelve imposible no derramar alguna lágrima. Vemos aquí a mujeres fuertes, hombres de gran presencia, y más que nada una gran síntesis de la cultura afroamericana. Los discursos de los artistas son emotivos, cargados de contenido político y sus performances son top notch.  

El documental de Questlove no solo tiene a artistas contando sus experiencias, sino a asistentes del Festival. De esta forma la narración se enriquece por tener dos perspectivas y también se expande por los vínculos que trazan los protagonistas con la historia política del momento, sin perder en ningún momento la sutileza. Como si esto fuera poco, Summer of Soul posee uno de los mejores soundtracks de la historia del cine. 


Mi Calificación: 8 (ocho) Muy Buena

sábado, 15 de mayo de 2021

 

Danyka (2020): 

-Mar de fondo- 


Duración: 75 Minutos

Dirección: Michael Rowe 

Guión: Michael Rowe

Protagonistas: Demián Bichir

Sasha González

Lisa Owen



Ficha en IMDb

Ficha en Tomatazos


Michael Rowe es un director australiano nacionalizado mexicano cuyo debut directorial, Año Bisiesto (2010), tuvo cierto éxito en distintos festivales: ganó la Cámara de Oro en Cannes, el Ariel a Mejor Ópera Prima e incluso pasó por el Festival de Mar del Plata



Danyka es una película que estuve esperando cinco meses, desde su reseña en Cine Aparte y probablemente la seguiría esperando si no hubiera sido comprada por Amazon Prime Video. Algo paradójico que pasa en América Latina es la inaccesibilidad que tenemos para ver películas tanto de países limítrofes como del continente en genera. De hecho, exceptuando obras aclamadas, el cine mexicano probablemente sea una incógnita para el público argentino no tan cinéfilo. 

De todos modos, esta película como Nuevo Orden (2020) de Michel Franco eran dos de las cintas mexicanas del año pasado que habían despertado mi interés. Por eso ya sabía  medianamente que iba encontrar en Danyka a nivel argumental: una especie de Lolita pero sin pedofilia. Afortunadamente encontré mucho más que eso: es una historia de un amor espiritual o intelectual. Danika y Armando logran un nivel de intimidad personal y honestidad confortante, y eso que podría parecer extraño para personajes que se conocen hace menos de 24 horas está muy bien sostenido por Demián Bichir y Sasha González -que no es una actriz profesional y tiene aquí un sólido debut en la pantalla grande-.

No obstante, el guión de Rowe me parece sólido: los diálogos suenan bastante naturales, y las acciones de los personajes también. Si peca de algún cliché -verosímil igualmente- y algunos de los diálogos reflejan ciertas opiniones personales del cineasta de forma transparente. Este detalle probablemente no se note si no se leen entrevistas al director, de todos modos.



Además de las conversaciones entre ambos, gran parte del placer que genera Mar de Fondo se encuentra en la fotografía (Alfonso Herrera Salcedo) y las locaciones. La película está filmada en Altata, Sinaloa, lo que podría ser un Mar del Sur para nosotrxs. De hecho ambos lugares tienen un hotel abandonado. Respecto a la fotografía, la cinta de Rowe, no sólo fue filmada en 35 mm, sino que tiene planos en su mayoría generales y de minutos de duración. Esto le da un tono contemplativo y similar a algunas películas europeas, eso me hizo pensar en el trabajo de Guadagnino -A Bigger Splash (2015) principalmente y Call Me By Your Name (2017) en menor medida-, aunque probablemente puedan trazarse referencias al cine europeo de otras décadas. Esa sensación placentera también la da el sonido de las olas y el viento en la playa, principal y única locación de la película. 



Danyka presenta un tipo de cine particular, parecido en duración  y sensaciones al de Hong Sang-Soo por ejemplo. Por lo tanto probablemente divida aguas -recomiendo no ver las nefastas "críticas" en Film Affinity o IMDb-. Al ser un cine tan idiosincrático, no importan demasiado los argumentos que se puedan dar a favor de la película sino que simplemente debo confesar mi pasión por ese tipo de cine. Creo, además, que es una película adecuada para estos tiempos, donde la mayoría de nosotros no pisamos una playa más de un año. También, debo confesar, me trajo recuerdos personales bastante agradables y me fue bastante fácil comprender lo que pensaba Armando sin que tuviera que decir nada.  


Mi Calificación: 8 (ocho) Muy Buena

miércoles, 5 de mayo de 2021

Retro Reseña - Harlan County U.S.A. (1976)

 

Harlan County U.S.A. (1976):


Duración: 103 Minutos

Dirección: Barbara Kopple

Protagonistas: Norman Yarborough

Houston Elmore 

Lois Scott



Ficha en IMDb 

Ficha en Wikipedia


Este documental ganador del Oscar retrata la Huelga de Brookside de 1973, protagonizada por mineros Harlan County, Kentucky. Barbara Kopple, su directora, ganó otro Oscar en la misma categoría por American Dream (1990) que retrata una huelga de trabajadores de la Industria de procesamiento de la carne. La cineasta sigue activa, siendo sus últimos proyectos del año 2019. 



¿Cuánto puede costar tener condiciones salubres de trabajo, prácticas laborales justas y un sueldo acorde a la inflación? Para los mineros de Harlan County sus vidas.

Los operadores y dueños de minas de carbón ya tenían sangre en sus manos por la Guerra de Harlan County en los años treinta -si, fue una guerra-, y en 1973 volvieron a manchar sus manos con sangre por el asesinato de Lawrence Jones, dejando a su viuda a su esposa de 16 años con hijo de cinco meses. A nivel nacional se venía del Mannington Mine Disaster en 1968, donde murieron 78 mineros por trabajar en una mina que no debía estar habilitada y en 1969 del asesinato de Joseph Yablonski -candidato opuesto al entregador "Tony" Boyle. En este caso, quien manchó sus manos con sangre, fue la Duke Power Company, que pretendía imponer una clausula de no-huelga en el nuevo contrato laboral y brindaba casas sin plomería y agua corriente a sus trabajadores -además de negar los efectos de la neumoconiosis en los trabajadores del carbón-. Hablando de costos, la empresa -cuyas ganancias incrementaron un 170% ese año- no reparó en gastos al contratar rompehuelgas armados durante el período de 13 meses que duró la huelga, mientras afirmaba no poder pagar salarios por arriba del costo de vida anual. 



También me pregunto: ¿cuánto está dispuesto a sacrificar un director o directora para filmar su película? Barbara Kopple y su camarógrafo Hart Perry fueron golpeados por rompehuelgas e incluso siguieron filmando escenas donde estos "gun thugs" empezaron a disparar. De hecho la presencia de la cámara no sólo hacía que los rompehuelgas escondieran sus armas, sino que tuvo el efecto de reducir la violencia. La directora además confrontó a Basil Collins, el líder de los rompehuelgas. A modo de contraste podemos decir que en estos tiempos -salvo honrosas excepciones- cuando algo le cuesta un poco de trabajo a un director, simplemente recurre al CGI. El trabajo de la directora y su camarógrafo implicó horas y horas de convivencia con los trabajadores y sus familias, diálogos con los rompehuelgas, la policía y viajes. Por otro lado también muestra la importancia de las mujeres de los mineros en la huelga, que fue uno de los más duros: desde participar en los piquetes y recaudar fondos hasta generar una línea de defensa de primera línea contra la violencia de los rompehuelgas. 



Debo confesar que a priori no me sentía demasiado atraído por el plot line del documental porque imaginaba que iba a ser como esas imágenes mal filmadas de los noticieros sobre protestas que en realidad dicen muy poco. No obstante sabía que esta película venía muy recomendada. Finalmente encontré algo completamente distinto a lo que esperaba: un documental que me conmovió hasta las lágrimas más de una vez, inflamó mi corazón de pasión y retrató como pocas películas a los trabajadores desde un punto de vista completamente humano y empático. Tiene, además, escenas mágicas como la del diálogo entre un trabajador minero y un policía neoyorquino durante el piquete en la bolsa de valores. Pero lo más importante de este documental es la pregunta siempre latente: Which side are you on?  


sábado, 10 de abril de 2021

Shiva Baby (2020): 


Duración: 77 Minutos

Dirección: Emma Seligman

Guión: Emma Seligman

Protagonistas: Rachel Sennott

Molly Gordon

Danny Deferrari

Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia (en inglés)

El 2021 nos trajo -al gran público- esta película que representa el debut directorial de Emma Seligman. Shiva Baby proviene de su corto homónimo del año 2018, que con Void representan los primeros pasos de una directora prometedora. 



Shiva Baby suele ser definida en páginas de cine como una comedia a secas, lo cual no cuaja del todo. Es una película que no da respiros y eso, sumado a una particular edición (Hanna A. Park), mezcla de sonido (Matthew Bunker) y música (Ariel Marx), la convierte en un thriller psicológico. La edición y la música le dan una sensación punzante: es una película que nos presiona y encierra en un ambiente aparentemente pequeño y lleno de frenemies. Así por momentos nos reímos y por otros nos ponemos ansiosxs junto a la protagonista. En esto punto deberíamos agradecerle el enfoque subjetivo e íntimo con que acompañamos a Danielle a Maria Rusche, la directora de fotografía. Más allá de los merecidos y justificados elogios a estos rubros el gran sostén de la película es el guión quirúrgico de Seligman. Los diálogos convierten a los invitados del Shiva en interrogadores profesionales y a la protagonista en la sospechosa inteligente y elusiva. 



Los personajes secundarios parecen extraídos de una pesadilla hija de El bebé de Rosemary y Psicosis. Son gente que tiene buenas intenciones pero toquetones, poco medidxs en las palabras y glaciales cuando así lo quieren. En este punto hay que señalar que la historia probablemente funcione dentro de un grupo etáreo en particular -dentro del que me encuentro-: aquel que sufre por la incertidumbre de su destino académico, romántico, económico y laboral. Danielle se siente ahogada por un entorno donde es constantemente medida y comparada con personas de su edad de mayor "éxito". Encarnando a Danielle, Rachel Sennot tiene un trabajo que podría pensarse como irregular. Si pensamos su performance de esta manera probablemente tenga que ver con su tono. La actriz tiene una forma muy particular de expresarse, por lo que su trabajo requiere cierta exégesis por parte del espectador. Haciendo ese ejercicio podemos ver los matices de la actriz. Otras actuaciones dignas de mención son las de Polly Draper y Fred Melamed como los padres de la protagonista, quienes aportan neurotismo y comedy beats. Las demás actuaciones probablemente no estarían o están mal pero responden a personajes unidimensionales. 



Shiva Baby es una sorpresa y a la vez no, porque es una película que circuló en festivales y tiene muy buena puntuación en Letterboxd -red que exitosamente la difundió y publicó una entrevista a la directora-. Si resulta sorprendente la cuestión de que es una película posible -como diría Calori-: fue realizada con el escandalosamente bajo presupuesto de 225.000 dólares. Esto demuestra que con un gran guión  el 70% de la calidad de la película está asegurada. No obstante ya hablé de la calidad de su manufactura, y en ese sentido no quiero desmerecer ese aspecto de la cinta. Lo único que podría objetar a la película es la duración de algunas escenas que probablemente habrían sido mejor cocinadas a un fuego más lento. Sin embargo es un filme independiente bastante increíble de una promising young woman. 


Mi Calificación: 7 (siete) Buena

domingo, 28 de marzo de 2021

Retro Reseña - Showgirls (1995)

 

Showgirls (1995): 


Duración: 128 Minutos

Dirección: Paul Verhoeven 

Guión: Joe Eszterhas

Protagonistas: Elizabeth Berkley

Kyle MacLachlan

Gina Gershon


Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia


Considerada como una de las peores películas de la historia del cine, Showgirls tuvo su revancha con la taquilla y la crítica con el pasar de los años. Así fue reconsiderada por directores y críticos y se volvió una película de culto. También tuvo su documental en el BAFICI este año, llamado You Don't Nomi (McHale, 2019). 



Showgirls suele ser catalogada como un drama erótico y sencillamente no funciona en ninguno de esos dos aspectos. El drama termina ahogado en la superficialidad de los personajes -escritos desde una perspectiva claramente masculina, y por alguien que probablemente no haya interactuado nunca con una mujer-, y en la banalización de conflictos. Las escenas eróticas son a la vez excesivamente gráficas y camp, también abundando tanto las escenas de desnudos que la película parece volverse una lección de anatomía. Estas escenas también tienen como objetivo provocar -similar a lo que hace Verhoeven con la violencia en Total Recall (1990) y, si une presenta una lectura generosa, cierto estilo satírico. De todas maneras me parece importante no repetir la idea de sátira, porque si esa lectura es posible, parece encontrarse más en la mezcla entre sexo, entretenimiento y ambición de Las Vegas vista desde la perspectiva del director. Lo único erótico en esta ciudad es el dinero: no hay motivación ulterior. Pero incluso el dinero y sus resultados se ven artificiales: como la Ferrari de Zack, o incluso su piscina con unas palmeras de neón de mal gusto. El champagne más caro es incluso desperdiciado en la infame escena del "dolphin f*ck", teniendo así ninguna de esas cosas valor. 



Hablando nuevamente del drama hay que señalar que este no es ayudado para nada por la actuación de Elizabeth Berkley, que siempre está a volumen 11. Aún siendo su perfomance cegadora -en el mal sentido- como las luces de Las Vegas, la actriz tiene algún momento de lucidez y una buena preparación física. Pero sus sueños actorales quedaron frustrados como los de Nomi. Creo importante señalar que Gina Gerson -como Cristal Connors- tiene un buen trabajo porque abraza el sinsentido de la película y puede decir sin vacilar que amaba comer comida para perros -¿quién puede resultar creíble diciendo ese diálogo-. De hecho, probablemente la relación entre Cristal y Nomi sea de las más interesantes de la película por su homoerotismo: quienes estamos más allá de la heteronormatividad podemos ver los urgentes deseos que parecen tener ciertos villanos y héroes de besarse.  Por supuesto que otros personajes son completamente irrelevantes, y sus historias no concluyen. Kyle McLachlan compone el terceto, pero quienes lo conocimos en Dune (Lynch, 1984) sabemos de su pasión secreta por malas películas, y ¿lo perdonamos? 



Muchas escenas y aspectos de Showgirls han sido malinterpretados, como la primera escena, o su valor de producción. En la primera escena Nomi tira sus papas en un ataque de ira, lo que realmente resulta muy cómico, pero tiene que ver con una reacción nerviosa por haber sido robada y tener un pasado traumático. ¿Eso justifica la extraña actuación? Por supuesto que no, pero Berkley es consecuente con ese modo de actuar durante toda la película. Segundo: suele criticarse el valor de producción -entre cuarenta y cuarenta y cinco millones de dólares- pero sinceramente parece bien gastado. Los escenarios donde Nomi baila son increíbles -en tamaño y lógica visual-, y resaltan lo ridículo y el mal gusto de los shows de casinos. Así, el diseño de producción es exactamente lo que esperamos de Las Vegas y parece una combinación entre Golpe al Corazón (Coppola, 1982) y Casino (Scorsese, 1995). También disfruté mucho de la fotografía -Jost Vacano, DP de Das Boot (Petersen, 1981) y Total Recall (Verhoeven, 1990) entre otras-, la cual no tiene casi tomas con luz natural y sin embargo nunca falla en mostrar a Nomi en todo su esplendor. Siendo sincero no puedo decir que Showgirls sea una obra de arte incomprendida -aunque suele ser intencionadamente malinterpretada-, pero tiene 128 minutos de entretenimiento y para ello contribuye la comedia intencionada como inintencionada y un sólido aspecto visual. 

domingo, 28 de febrero de 2021

Retro Reseña - Braindead (1992)

 

Braindead (1992):


Duración: 104 Minutos

Dirección: Peter Jackson

Guión: Stephen Sinclair

Peter Jackson

Frances Walsh

Protagonistas: Timothy Balme

Diana Peñalber

Elizabeth Moody


Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia


Bastante antes de los 17 Oscars por la trilogía del Señor de los Anillos, Peter Jackson se dedicó al cine de género con películas como Bad Taste (1987) -su ópera prima-, la película que hoy estoy analizando y The Frighteners (1996). Braindead fue un fracaso en taquilla -recaudó menos de la décima parte de su prespuesto- y fue prohibida en distintos países para luego ganar un muy merecido status de culto.



Dada la pequeñez de la película, no puedo no ver a un Jackson cinéfilo y apasionado del terror haciendo lo que sea para rodar. La introducción del mono-rata de Sumatra con un atípico pero bello stop motion me hace trazar un paralelo con el Burton de sus inicios: ambos jóvenes creativos con mucho amor por sus proyectos y dándoles su craft personal. Braindead es un desfile de referencias al cine de género pero con un twist. Así, si bien el humor está inspirado en Evil Dead, aquí este es llevado hasta sus últimas consecuencias. Algunos encuadres y escenas también parecen dialogar con Romero, pero con una plasticidad diferente. De todos modos es importante señalar que la película es única: incluso habiéndola visto 29 años después de su estreno, tiene cosas que no he visto en ninguna otra cinta de zombies de los últimos años. El honor de ser una de las películas más sangrientas de todos los tiempos está bien ganado, y en ese sentido no sólo generan repulsión ciertas escenas sino también carcajadas. 



Las actuaciones son más bien camp, tono que también se ver reflejado en la construcción de personajes. Eso, sin embargo, no impide que el guion tenga distintas capas. La relación entre Lionel y su madre nos hace pensar en The Birds (Hitchcock, 1963) y Psycho (Hitchcock, 1960). Por lo tanto tenemos un background psicológico para explorar y que hará que nuestro personaje principal pueda evolucionar. Tenemos esa cuestión edípico-freudiana en el medio de la historia, pero también temas como nuestras obligaciones para con otras personas, las responsabilidades morales que tenemos que asumir y la idea del nido vacío. 



Los subtextos sin embargo no imposibilitan que Braindead sea un película trepidante, dándonos poco espacio para respirar y procesar lo que vemos. A pesar del ritmo rápido, las escenas de acción están tan bien coreografiadas que parecen naturales. Jackson también se da el lujo de homenajear al cine de artes marciales con un padre pateando zombies. El gusto por esta película, uno adquirido por supuesto, también está en el hermoso body horror y gore que nos propone. Este deleite visual no sería posible sin el esforzado de trabajo del departamento de dirección de arte (Ed Mulholand), diseño de producción (Kevin Leonard-Jones) y por último pero no menos importante: maquillaje. De esta forma tenemos todo tipo de ingeniosas amputaciones, vísceras que se mueven -si, se mueven- y una mezcla entre sangre, huesos y tendones desparramados por doquier. En ciertos momentos de la vida se vuelve necesario ver lo cómico en lo trágico, y en ese sentido tenemos la ventaja de poder abrazar un súbgenero poco conocido y reconocido como es la comedia de terror. Aceptando ese punto de vista la vida se hace más tolerable, y eso nos lleva a que agradezcamos que existen películas como esta.   

viernes, 19 de febrero de 2021

 

Canción sin nombre (2019):


Duración: 97 Minutos

Dirección: Melina León

Guión: Melina León

Michael J. White

Protagonistas: Pamela Mendoza

Tommy Parraga

Lucio Rojas


Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia


Película peruana nominada a la Cámara de Oro (Mejor Ópera Prima) en el Festival de Cannes. Llega a toda latinoamerica años después de su estreno, situación similar a la de Retablo (Delgado-Aparicio, 2017). Ambas de hecho están disponibles para verlas por su inclusión en el catálogo de Netflix. Curiosamente la cinta de Melisa León es distribuida por Tondero, productora de dudosa reputación que nos trajo películas como Asu Mare I,II, Locos de Amor I, II, o El Gran León -si, una remake de Corazón de León aunque usted no lo crea-, pero que también fue responsable por Magallanes (Del Solar, 2015).

 


Fernanda Solórzano en su review señaló la ineludible remisión a Roma (Cuarón, 2018) que nos trae la película. Por supuesto que las diferencias de presupuesto entre ambas son completamente inconmensurables, pero las escenas de parto sin dudas comparten similitudes: en ambas la cámara parece tener casi la misma intención y posicionamiento. Creo, no obstante, que Canción sin Nombre se las ingenia muy bien para su más que módico presupuesto. Las escenas de exteriores de Ayacucho se ven muy bien, ayudadas por esa niebla característica de Perú, y la escena de Iquitos realmente la vuelve un lujo. No obstante, la película no parece filmada para turistas: si bien hay danzantes de tijeras estos no hacen una gran exhibición de su habilidad. Y si bien las secuencias que nos muestran bailes, canciones y la vida ayacuchana se desvían un poco de la trama, son bastante sobrias. Si se lamenta la carencia de color cuando aparecen los danzantes, porque suelen usar una vestimenta hermosamente colorida. 



Respecto a la fotografía -del experimentado Inti Briones- tengo mis reservas: primero que nada no entiendo la elección del formato 1.33:1, y luego siento que al usar el blanco y negro nos perdemos un poco del "ritmo, color y sabor" que caracteriza a Perú, citando a Eva Ayllón. Es indudable que tiene tomas donde la luz está bien trabajada y la composición del plano también, pero a nivel global es algo irregular. En ese sentido tampoco ayuda al ya lento ritmo de la película ciertos travellings descriptivos. Algo que no falla es la música (Pauchi Sasaki) que ayuda a la perfección a la construcción de un ambiente que oscila entre drama y thriller -agradezo esa oscilación-, y nos hace disfrutar de música tradicional. Probablemente la película sea mejor entendida por personas que conocen la historia del Perú y/o son peruanos. Un ejemplo de eso es el diario donde trabaja Pedro (bien intepretado por Tommy Párraga) llamado La Reforma, en una clara referencia al diario La República -aquel que sacara la tapa de su diario completamente en blanco luego del autogolpe de Fujimori y la intervención de los diarios- y el contexto multicapa que nos muestra a un Alan García en su primera presidencia en tiempos de hiperinflación y en uno de los momentos más complejos de la lucha contra el terrorismo. Respecto a este último punto es digno de mención su enfoque relativamente sutil respecto a Sendero Luminoso. Además en el centro de la trama está la valiente denuncia del robo de niños en democracia. 



Por último, y para cerrar esta extensa crítica, es fundamental señalar la gran actuación de Pamela Mendoza en un rol completamente creíble, y cuya desesperación nos produce dolor y ansiedad. Incursionar en cines distintos es bastante complejo, y la adaptación a su atmósfera es similar a la adaptación a la altura: lleva su tiempo y su procesamiento. No obstante, esa adaptación y el alejamiento inicial que producen ciertas decisiones estéticas y técnicas, es recompensada con una película que probablemente no vayan a olvidar, y eso es mucho decir para días y años como estos. 


Mi Calificación: 7 (siete) Buena

jueves, 18 de febrero de 2021

 

Willy's Wonderland (2021): 

Duración: 88 Minutos

Dirección: Kevin Lewis 

Guión: G.O. Parsons

Protagonistas: Nicolas Cage

Emily Tosta

Beth Grant



Ficha en IMDb

Ficha en Wikipedia (en Inglés)


Comedia de acción con elementos de horror, nos trae a un Nicolas Cage encarnando a un personaje sin diálogos y combatiendo robots animatrónicos. Kevin Lewis vuelve a la silla de director luego de 14 añitos: su último trabajo había sido The Third Nail del año 2007. 



Como bien señaló la crítica, la película no tiene mucho más para ofrecer que lo que se puede ver en un trailer o el poster: Nicolas Cage luchando contra animatronics. Por ese motivo la cinta es una divisoria de aguas: si bien tuvo una recepción positiva de la crítica, el puntaje promedio del público en IMDb y Letterboxd no sube del 5.7 (al día que se escribió esta reseña). En mi caso, la promesa del poster y el trailer fue más que suficiente para generarme primero curiosidad y luego interés. 

Quizás es un cliché hablar de eficiencia, solidez o entretenimiento en películas de este tipo, pero Willy's Wonderland llena esos tres casilleros. Y seamos honestxs: parte de la función de una película es entretener, más allá de cuanto queramos sublimarlas en análisis a posteriori. Tampoco creo que entretener al público sea algo fácil: Lewis contó con un módico presupuesto de 5 millones de dólares, lo que implicó la prevalencia de prácticamente una sola locación. 



Así el director le saca jugo a la actuación de Nicolas Cage, que no está al nivel de Mandy pero quizás si al de Color Out of Space y los magníficos animatronics -imagino que debemos agradecer por esto a Molly Coffee (diseño de producción)-. No obstante eso solo no vasta: la película se ve visualmente muy atractiva: nos hace acordar al capítulo de Ash vs. Evil Dead donde nuestro protagonista se enfrenta al mal en la secundaria de Elk Grove. Esto es mérito de la fotografía de David Newbert, que convierte un lugar familiar en algo siniestro -de hecho si lo pensamos lo siniestro es algo desconocido en lo conocido o familiar-. La música (Émoi) también logra ese efecto, sin ser solemne pero tampoco completamente risible. Esta marida perfectamente con la edición de sonido, la cual nos muestra a animatronics defectuosos pero principalmente, diabólicos. 



Siendo perfeccionista como soy, lo único que podría dejarme con gusto a poco es la coreografía de algunas peleas -las cuales en su mayoría logran el efecto esperado- que carecen de la energía o el surrealismo necesario que parecían prometer. No puedo hablar mal de la construcción de los personajes porque el grupo de amigos está en la trama para dar cuenta del gore que venimos a buscar y no mucho más, y Liv (Emily Tosta) tiene una back story que probablemente no convencería a un jurado pero si a un espectador dispuesto a concederle la suspensión de la incredulidad que requiere. 

Como cinéfilxs a veces tenemos que seguir nuestros instintos, y permitirnos disfrutar de películas que probablemente no vayan a ganar el Oscar a Mejor Película o la Palma de Oro. Willy's Wonderland es una película honesta, porque no promete más de lo que tiene para dar: entretenimiento.  


Mi Calificación: 7 (siete) Buena

miércoles, 27 de enero de 2021

Hablemos de Orson Welles:

Orson fue un director con una carrera caótica, y marcada por las migraciones, por lo que el vasto de su obra suele ser poco analizada. En el año 2018 volvió al foco por el estreno de una de sus obras póstumas, The Other Side of the  Wind y el documental They love me when I'm Dead (Neville, 2015) que cuenta un poco la historia del rodaje de la susodicha obra. 

Dos años después volvíamos a hablar del director, gracias a David y Jack Fincher, con el estreno de Mank (2020) -cuya reseña pueden leer acá-. Para nuestra fortuna, estas tres películas están disponibles en Netflix.
 
Aquí voy a tratar de hablar de algunas de las características del director, principalmente a través del noir Touch of Evil (1958). También hablaré un  poco de The Stranger (1946), Citizen Kane (1941) y The Other Side of The Wind (2018). 


Primero que nada, Citizen Kane representó uno de los debuts más inusuales de un director: la RKO le había dado libertad para: desarrollar su propia historia, elegir el elenco y el equipo técnico. Aunque el privilegio definitivamente más extraño fue la libertad de tener el corte final de la película, ¡en la época de oro del sistema de estudios! Esto fue gracias al éxito de su compañía teatral -Mercury Theatre- y su emisión radial de La Guerra de los Mundos que pueden escuchar acá.
Esta emisión radial que es más que recomendable y entretenida, nos sirve para entender la forma de narración preferida por Welles -al menos en Citizen Kane y por qué no en The Other Side of  The Wind- una que incorpora el estilo investigativo/periodístico. Como probablemente ya sepan tuvo un complejo estreno y la taquilla de la película se vio afectada por la difamación y censura que quiso imponerle Hearst. Todas estas cuestiones, lo llevaron a ya no tener control del corte final de sus películas, como pasó con The Magnificent Ambersons (1942). Welles era muy joven, ambicioso y egocéntrico, pero también de izquierda, así que Hollywood le fue soltando la mano. Eso lo terminó haciendo emigrar a Europa en 1948, para luego volver unos años a América y viceversa. El obtener presupuesto para sus películas se había vuelto bastante complejo (Ver: They love me when I'm dead). 
 De Citizen Kane hay ríos de tinta escritos, y quizás no diga nada nuevo al señalar algunas de sus características: destaca por la utilización de un particular punto de vista que va cambiando y afecta tanto a lo que vemos como a lo que escuchamos, usa el recurso del narrador poco fiable, tiene una particular puesta en escena -vale la pena que se detengan a ver la secuencia del desayuno, que está acá- y presenta un contenido político (¿les suena de algún lado la idea de un magnate que monopoliza medios de comunicación?).

Fotograma de Citizen Kane, donde Orson interpreta a Charles Foster Kane,
que presenta importantes similitudes con el magnate de medios William Randolph Hearst

The Stranger (1946) -película que mencionamos antes- sería la oportunidad de Welles para probar que podía hacer una película sin excederse de las fechas estimadas y el presupuesto (Ver: Joe Dante on The Stranger). Haciendo caso omiso de los problemas con el estudio y las condiciones desventajosas impuestas al director -por ejemplo que el debía hacerse cargo económicamente de cualquier exceso del presupuesto-, The Stranger es para mí uno de los mejores noir de la historia. Y de esta forma me acerco al punto del artículo: hablar de los Noir del director para tener un acercamiento distinto a su filmografía. 
The Stranger comparte elementos visuales con Citizen Kane, tales como sombras marcadas, fuertes contrastes, y planos contrapicados. Aquí incorporando sombras que distorsionan las caras de los protagonistas. Tenemos entonces una gran fotografía, un sólido guión y un gran trabajo de Edward G. Robinson. La escena de la torre del reloj es inquietante, y tensionante dándonos un gran finale. Aunque probablemente lo más importante de la película sea su contenido político: se está hablando de la presencia de nazis en Norteamérica al año de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Resulta también interesante como se va modificando la psicología de Franz Kindler, despertando de su letargo para volverse cada vez más frío y violento. 

En The Stranger Welles hace Franz Kindler, criminal nazi
prófugo de la justicia que se oculta en Connecticut.

En 1956, Orson vuelve a Hollywood luego de ocho años de exilio. Asi, en 1958 dirige el noir Touch of Evil, que ahora nos compete. Todo parecía ir bien, hasta que el estudio empezó a meter mano en la edición, como bien lo evidencia el disclaimer que da inicio a la película. Debemos decir que afortunadamente circula una versión que dice intentar ser lo más fiel al corte de Welles, no obstante, a mi parecer, la narración presenta cierta confusiones: a veces nos cuesta darnos cuenta donde estamos, si en México o EE.UU. Curiosamente fue filmada casi una década después de los noirs más importantes, como El Halcón Maltés (Huston, 1941), High Sierra (Huston, 1941) o Double Indemnity (Wilder, 1944). Por lo tanto suele ser considerado el último noir de la era clásica.
Ya en una apreciación personal, considero que los noir de Wilder y de Welles son los mejores de este ¿subgénero? 
Primero que nada Touch of Evil tiene un elenco impresionante: no tiene dos nombres importantes, sino cuatro: Charlton Heston -en un feo white washing-, Janet Leigh -si, la de Psycho (Hitchcock, 1960)-, el mismísimo Welles -que cuando quiere actúa bien- y nada más ni nada menos que Marlene Dietrich
Un irreconocible Welles, hace del comisario Quinlan, personaje con cierta profundidad psicológica que hace llevar al género hasta el límite de la ambiguedad moral. 
La puesta en escena de esta película es tan magnífica como compleja: juega con los desenfoques, las sombras, los contrapicados, y el sonido. Además tiene un juego simbólico con algunas imágenes: por ejemplo en una escena los barrotes de la cama nos recuerdan a los barrotes de una celda-. 
La cuestión política también está presente: se habla de fabricación de evidencias, corrupción policial y conflictos diplomáticos/fronterizos. 

En Touch of Evil Orson se enfrenta con Charlton Heston, quien
interpreta a un policía mexicano llamado Vargas.
Porque no hay nadie que parezca más mexicano que Heston (!).

Para cerrar me gustaría hablar de The Other Side of the Wind (2018). Luego de filmar Touch of Evil el director volvió a Europa, y se quedó allí por once años. The Other Side of the Wind representa su retorno definitivo a Estados Unidos. Esta cinta empezó a filmarse en 1970 y se completó en 1976, entre 2014 y 2018 se terminó la posproducción de la misma. Pero para esa inquietante historia recomiendo ver They love me when I'm dead. The Other Side of The Wind cuenta la historia de un director que vuelve del exilio para terminar una prometedora película. Welles no consideraba la cinta como autobiográfica la historia parece demasiado familar. Sumémosle que el director en la película muere sin terminar su proyecto, lo mismo que le pasó a Welles con esta película. 
¿Es un film interesante? Seguro. ¿Cuál es su problema? La película dentro de la película: si bien tiene tomas interesantísimas y nos muestra la vigencia del interés de Welles por la experimentación con la fotografía en blanco y negro, carece de narración. Eso la hace difícil de ver, sumado a escenas de sexo un poco extrañas y gráficas.
No obstante, como ya señalé con anterioridad, vuelve a mezclar ficción con un registro documental/periodístico. Por supuesto que también hay que ser conscientes del carácter satírico de la obra y tiene el lujo de darnos cameos de gente como Denis Hopper o Claude Chabrol hablando de cine. Huston -si, el aclamado director- hace un buen trabajo como el director Jake Hannaford y Peter Bodganovich lo secunda bien como Brooks Otterlake, su protégé (otra similitud con la vida real de Welles). ¿Qué es lo más interesante de la cinta? La edición del primer acto: esta se ve realmente bien, logrando que las escenas de Hannaford tengan un gran ritmo y puesta de cámara. No obstante, creo que la película parece más un ensayo que un trabajo completo. 

Huston, Welles y Bodganovich en el rodaje de 
The Other Side of the Wind. Los dos primeros compartían un gusto por los habanos
y eran grandes amigos. Bodganovich también mantuvo una gran amistad con Orson.

En conclusión: Orson Welles fue un director con momentos buenos y malos, que tuvo problemas para financiar y exhibir sus películas, la atención que recibió del público fue dispar. No obstante, Citizen Kane como los dos noirs mencionados son ejemplos interesantísimos de un director versátil y con un estilo personal muy marcado, comparable al estilo disruptor de Hitchcock para poner un ejemplo. Por otro lado, su cultura, su ojo para el cine y sus pensamientos políticos lo hacen una de las figuras más intrigantes e interesantes del cine del siglo pasado.