The Last Movie Star (2017):
Duración: 94 Minutos
Dirección: Adam Rifkin (Look, Homo Erectus, Chilerama)
Guión: Adam Rifkin
Protagonistas: Burt Reynolds (La Violencia está en nostros, Dos pícaros con suerte, Boogie Nitghts: Noches de placer)
Ariel Winter (Modern Family, Sofia the First, Las aventuras de Peabody y Sherman)
Clark Duke (Un loco viaje al pasado I,II; Kick-Ass I,II; Los Croods)
Ficha IMDb
Ficha en Wikipedia (en Inglés)
Escrita especialmente pensando en Burt Reynolds, y probablemente imposible sin él -según declaraciones del director-, The Last Movie Star cuenta con el actor de ochenta años (fue filmada en 2016) en lo que él declara que fue su rol más honesto. La película recorrió varios festivales norteamericanos para luego tener un estreno limitado en Estados Unidos y pasar al on-demand.
Difícil es no pensar esta película como vinculada a Birdman (Iñárritu, 2014). Ambas tienen sutiles tintes biográficos sostenidos por personajes ficticios -no es el caso de The Disaster Artist (Franco, 2017) directamente biográfica, aunque las tres tienen cierta coincidencia en el tono-. Claro que la carrera de Burt Reynolds destacó en los setentas y la de Keaton en los noventa, y el primero tuvo reveses económicos significativos.
Podemos darnos el lujo de empezar analizando los puntos débiles de la cinta, porque esta posee bastantes aspectos positivos. Los primeros son: la cosificación de las mujeres, mediante el arcaico sinécdoque: mujer-cuerpo sensual, y cierto tribunerismo relativamente característico de indie-films: su aspecto redentorio y feliz -todo cierra curiosamente a la perfección-.
Por otro lado The Last Movie Star es una película adorable, por reflejar la profundidad de la cinefilia y el esfuerzo que requiere para los que no llegan. Escribiendo cine ad honorem o vinculándose a él de otros modos no profesionales, es difícil no sentirse identificado con el esfuerzo de Doug McDougal (Clark Duke) para compartir su pasión con el mundo.
Burt Reynolds también se presenta adorable como con una performance sólida y la química con su coprotagonista, de buen trabajo, Ariel Winter, es envidiable.
Resúmenes de la sinopsis dicen que si bien es una historia sobre la fama desvanecida, también es una historia universal sobre envejecer. Y realmente lo es, porque puede romper la visión aún de un joven -como es mi caso- sobre algo tan natural y doloroso como resulta el paso del tiempo.
La fotografía (Scott Winig) como las locaciones (Crue Smith) a su vez la convierten en una road movie con dejos de nostalgia, posible también gracias a un desordenado recorrido del pasado a través de flashbacks que coexisten al menos de forma parcial con el espacio actual.
En la gastronomía se habla del sabor umami, como entre el dulce, salado, amargo y ácido. Tiene un sabor sutil pero prolongado si es combinado con los gustos mencionados. Podemos decir que The Last Movie Star tiene los cuatros gustos: momentos cómicos como trágicos, a la vez que redentorios y felices pero a su vez tiene el umami, que la hace una película persistente en el paladar y la memoria.
Mi Calificación: 7 (siete) Buena
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